Los colores del invierno han regresado, la rutina del frío abre nuevas perspectivas a nuestros deseos, las manos se enfrían y las botas no entran bien, el cielo brilla con esas pequeñas estrellas heladas de los inviernos de la nostalgia, nosotros regresamos ( nunca nos fuimos ) a las montañas, armados con las únicas armas que sabemos emplear y que ojala fuesen las únicas, las manos se enfrían y hay que correr hacia las pendientes para que hable nuestro cuerpo, los días trascurren entre bajo ceros y vientos que torturan la estructura de la nieve y que intentamos romper con la fuerza que nos queda.
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