Los riesgos del esquí en pista
Segundo. Las personas también tenemos nuestro propio grado de riesgo. Los seres humanos somos todos distintos, y algunos tenemos un alto grado de propensión al riesgo. Existen test que estudian rasgos de nuestra personalidad tales como: la búsqueda de la novedad, la persistencia, la dependencia de la recompensa y la evitación del daño. Imaginar alguien que puntúe muy alto en apertura a nuevas experiencias y al que por el contrario el sufrir un daño le importe poco... Estas características tienen una importante base genética. Hay estudios que se han realizado con practicantes de deportes extremos donde se ha comprobado que poseían la versión larga del gen D4DR, ubicado en el cromosoma 11 y que está relacionado con el sistema límbico; es decir, nuestro sistema emocional. Estos rasgos temperamentales, que nos predisponen genéticamente a vivir emociones fuertes, debemos equilibrarlos con el moldeado de nuestro carácter; y ahí entran en juego factores como la educación y la experiencia.
Tercero. La montaña tiene sus riesgos. Por definición los deportes de riesgo extremo son aquellos que afrontan peligros potenciales importantes por las condiciones en las que se practican. El esquí es un deporte que se realiza en un entorno bajo la amenaza que conlleva los importantes peligros que supone la alta montaña invernal. Además, existen factores contribuyentes al riesgo como por ejemplo la velocidad a la que se practica. Sin embargo, gracias al trabajo e implicación de todos, el hecho evidente es que estos riesgos se minimizan mucho. Ahora bien, una persona que por ejemplo afronta un descenso de una pista difícil, muy por encima de sus propias capacidades personales, puede estar exponiéndose a un riesgo extremo.
Cuarto. Es la sociedad en la que vivimos, y normalmente las compañías de seguros, quienes establecen qué son deportes de riesgo; y suele ser en función de datos estadísticos. Si hay más accidentes en una práctica deportiva debido a que son muchos los practicantes, o los gastos que implican estos rescates y accidentes son elevados, podemos encontrarnos con la paradoja de encontrar algunos deportes clasificados como de riesgo en algunas cláusulas o normativas.
Quinto. A nivel mundial las estadísticas muestran que el esquí no es un deporte de riesgo alto, ya que por cada mil esquiadores que practican esquí en una jornada hay una media de entre 2 y 4 personas lesionadas. Lógicamente es un valor que varía según la modalidad de esquí, ya que el grado de incidencia es mayor en el snowboard que en el alpino, y entre las estaciones de esquí. Lo cierto es que es un valor que se mantiene bastante estable y que podemos considerar muy bajo, si tenemos en cuenta que 3 lesionados en un partido de fútbol de una hora y media de duración que implica a 22 jugadores nos darían un índice de 14%, frente al 0,2% o 0,4% que estamos considerando en esquí.
Sexto. Con respecto a la posibilidad de fallecimiento, y contrastada con otros deportes, basta mirar con detalle el cuadro y la figura que aparecen en el siguiente estudio y que cada cual saque sus propias conclusiones
Teniendo presentes los puntos anteriores quiero hacer algunas consideraciones:
La información sobre los riesgos inherentes y una formación adecuada son claves. Como sucede en otros sectores los esquiadores jóvenes son los más propensos a sufrir accidentes. Igualmente, el porcentaje es importante entre los principiantes y aumenta tras varias horas continuas de actividad.
El esquí es un deporte en el que se producen un número suficiente de accidentes, y algunos de una gravedad importante, como para que sea necesario contar con servicios médicos especializados in situ y con sistemas de evacuación que permitan un auxilio eficiente.
Para reducir la accidentalidad es indispensable disponer de bases de datos fiables, sólo así se pueden establecer planes de prevención y realizar un control posterior de los resultados. En España apenas contamos con información sobre accidentes, mientras que en otros lugares podemos encontrar estudios anuales. Un ejemplo es la estación de esquí de Sierra Nevada
Iniciativas como Médecins de Montagne, a la que se adhieren la mayor parte de los dominios esquiables franceses, son un ejemplo de comunicación de los riesgos y una referencia a tener muy en cuenta sobre cómo abordar estos problemas en el siglo XXI.