Otra de las dificultades es el transporte: las combinaciones de avión con Italia desde Mallorca son muy malas y muy caras. Viajar a Munich era una opción, pero también cara.
Pero el esquí es un deporte en que la decisión a la hora de afrontar dificultades es fundamental (“si hay que bajar, se baja”). Así que dimos un paso al frente y aprovechando una línea directa de EasyJet que solo funciona durante unos meses y está bien de precio para allá que fuimos.
En Malpensa, coche de alquiler con Budget (low cost de Avis), nos dieron por 190 eurillos un Ww Golf VII de sólo 200 Km. No miento, la foto lo demuestra.
Tardamos casi cinco horas en llegar, pero hay que decir que se puede hacer en menos si no paras y no vas a ritmo de turista.
Al llegar a Selva di Val Gardena, directos al Garni Morene: limpio, bonito, a pie de pista, buen desayuno y con la familia Lardschneider, Guido y Miriam, encantadores.
Esta es la vista desde el balcón de nuestra habitación:
Deshacer maletas y prepararnos para el día siguiente fue nuestra tarea antes de salir a cenar.
Dia 1 de abril Val Gardena – Ortisei – Alpe di Siusi.
Debía ser un primer día de toma de contacto con lo más cercano, pero nada más lejos de la realidad. Salimos del hotel a las 8:40 de la mañana, y aprovechando que el día era soleado, nos fuimos calentando hasta completar una jornada que acabó a las 5 de la tarde.
El primer culpable fue el Sassolungo. Para bajar hasta Santa Cristina no te queda otra que comerte la primera pala de la pista negra de Copa del Mundo (“si hay que bajar se baja”), así que, para abrir boca, primer calentón; eso sí, al llegar a la bifurcación decidimos coger la variante roja. Fue una precaución innecesaria, ya que dicha variante, a partir de la mitad y hacia abajo, tenía más hielo que nieve, y estoy seguro que resultó tanto o más difícil que la negra.
Foto de la primera pala del Sassolungo desde el balcón del hotel:
Después del primer traguito, tren subterráneo en Sta Cristina y subida a Seceda, desde donde, después de hacer alguna bajada en la zona iniciamos la pista de la que más se habla, y con razón: La Longia. 10,5 km de roja preciosa, divertidísima, con palas empinadas que discurren por un entorno de bosque y roca que te sumerge en otra duda ¿Bajo en plan carreras porque la pista y el cuerpo me lo piden, o me paro cada 200 metros a hacer fotos?
Foto de la cascada helada en mitad de la Longia
Después de esta maravilla, decidimos atravesar el pueblo de Ortisei (precioso también) y subir a Alpe di Siusi.
La zona no es tan arbolada, pero también es muy bonita. Aquí las pistas son más tranquilas, muy anchas y con menos desnivel, para un esquí más relajado.
Vista del Sassolungo desde Alpe di Siusi:
Recorrimos una parte de la zona hasta hora de comer (muy bien, por cierto)
Y emprendimos el regreso, porque lo que no debes jamás es quedarte empanado y que te cierren los remontes. Así que volvimos a Ortisei donde tomamos el ski-bus (7 euros para toda la semana) hasta Selva.
Allí tuvimos que caminar calle arriba desde Ciampinoi hasta llegar a una silla que nos subió a una pista que conduce a la zona de debutantes frente al hotel. Llegamos a las 5 de la tarde. ¡Palizón!
Dia 2 de abril – Obereggen
Empezaré la crónica de este segundo día, explicando que tengo un problema con la vista ( o con el coco, no lo tengo muy claro): especialmente cuando nieva , o incluso cuando está nublado, no veo la nieve que estoy pisando ( creo que eso le pasa a todo el mundo), pierdo toda referencia e incluso me mareo. Ello me genera una sensación de angustia y miedo insuperable, unido a mi nivel medio-medio y deficiente técnica, que hace que los días malos no esquíe. He probado con todo tipo de gafas, pero no hay manera.
Valga esta introducción para decir que el segundo día amaneció muy nublado en Selva, mientras que a lo lejos, por el este, parecía que había algún rayito de sol. Así que decidimos coger coche e ir a Obereggen.
Había leído sobre Latemar (nombre de toda zona) y me ilusionaba mucho recorrerla. Llegamos con el tiempo muy nublado, pero atisbando pequeñas manchas azules en el cielo y, con la esperanza de que aclarara un poco subimos a Oberholz. Nos encontramos con que la pista del mismo nombre era una roja con una primera parte de mucha pendiente, que hice prácticamente a oscuras y con mucho sufrimiento; a partir de la mitad salió un tímido sol que me ayudó mucho y pude disfrutar del resto de la pista, muy ancha, con un pisado increíble y entre unos abetos enormes.
Primera parte de Oberholz:
Si queréis verla entera, mirad este vídeo promocional. Vale la pena:
Esta es la constante en toda la estación: cuidadísima, remontes de última generación, pisado exquisito, poquísima gente y un entorno arbolado maravilloso. Como alguien dijo en el Foro Dolomitas: una perla.
A partir de mediodía, las nubes se fueron adueñando del cielo y, viendo que no había posibilidad de que mejorara, además de la paliza que llevábamos del día anterior, decidimos dejarlo, quedando sin recorrer la parte de Pampeago y Predazzo (quedamos para la próxima)
Así que fuimos a hacer un poco de turismo a Bolzano. Agradable sorpresa. Es una ciudad realmente bonita, con muchísima vida en la calle, que merece la pena visitar.
Dia 3 de abril – Alta Badía – Lagazuoi
Amaneció un buen día, por lo que decidimos ir un poco más lejos y llegar hasta la mítica bajada desde el Lagazuoi hasta Armentarola, en la zona de Alta Badía. Fue una buena elección, que valió la pena desde todos los puntos de vista.
Subida con el Funivia Dantercepies, situado frente nuestro Garni y bajada desde el Passo Gardena hasta Colfosco – Corvara por una roja anchísima y muy disfrutona que te provoca a dar caña, aunque el paisaje por el que transcurre sea de lo más espectacular y dolomítico.
Algunas fotos del descenso hacia Corvara:
El objetivo del día era Lagazuoi, por lo que, sin saber cuánto tardaríamos en llegar, pasamos de bajar Boé (otra que se ha quedado para otra ocasión) y enfilamos directamente hacia Pralongiá para descender hacia Armentarola. Esta es una zona de Alta Badía con pistas azules muy cómodas, anchas y bien pisadas, en las que pasear esquiando se convierte en un placer. Por la pista nº 9, se desciende hacia Armentarola ; es una azul muy bonita entre árboles, que te lleva a una parada de autobús-taxi.
Me explico: para subir a Lagazuoi no hay remontes. Está muy apartada y hay que hacerlo en bus o taxi. Te cobran 6 euros por persona y te llevan carretera arriba unos 10 km. hasta un rellano de montaña desde donde parte un teleférico (éste sí entra en el forfait) que te sube hasta lo alto de la montaña, a 2.700 mts.
Y al llegar, la sensación de inmensidad y altura se convierte en vértigo. La primera pala impresiona:
Para mí es un reto. Creo que nunca he bajado nada tan difícil. La pista lleva días sin ser pisada, y la nieve está muy revuelta. Pero como he dicho antes, “ si hay que bajar, se baja”.
Así que, decididos nos lanzamos hacia abajo sorteando montones de nieve, resoplando por el esfuerzo y la concentración, hasta llegar al final y descansar al principio del sendero que sigue.
Parece que lo difícil ya está hecho y que a partir de ahora será un paseo para admirar el paisaje rocoso y absolutamente espectacular que nos rodea. Sólo a ratos, porque entre sendero y sendero nos esperan varias palas más ( no sé cuántas, pero son muchas) que te recuerdan que aquí has venido “a por faena”.
Total, una pasada de pista, que me hace sentir mejor esquiador que antes. A partir de ahora, me veo con ánimo y con confianza para hacer cualquier recorrido.
Algunas fotos de la pista:
Al llegar abajo, te encuentras como a kilómetro y medio del remonte más próximo, y para llegar a él, sistema curioso: un trineo tirado por caballos que lleva unas cuerdas de las que los esquiadores (previo pago de 2 eurillos) pueden agarrarse para ser remolcados en hilera hasta el siguiente arrastre ( bueno, más bien relativamente cerca de él). La verdad es que resulta divertido.
Eran ya más de las dos cuando acabamos la aventura, y decidimos iniciar el camino de regreso a Val Gardena, utilizando para ello un recorrido distinto al de ida, también por pistas azules ( la nº 5 es preciosa y larga) y algún remonte curioso, como el Braia Fraida, que, ni sube ni baja, sino que va en horizontal, y del que, obligatoriamente, debes bajarte en marcha en mitad del recorrido.
Una vez en Corvara, hay que volver a subir a Passo Gardena utilizando tres sillas y un funivia, lo que hace que, entre remontes y pistas de enlace entre ellos, se lleve más de una hora llegar hasta arriba. Para bajar hasta Selva hay tres opciones: una negra, una roja y otro funivia. Dependiendo de lo cansado que estés o de las ganas que te queden, tú eliges.
Una vez duchados y vestidos de persona, bajamos en coche hasta Ortisei, sin duda el pueblo más bonito del valle, del que os dejo unas fotos:
Días 4 y 5 de abril – Alta Badía – Val Gardena
El día 4 se presentó con tiempo nublado en Selva, por lo que decidimos esperar un rato para ver cómo evolucionaba. A eso de las 10 de la mañana, parecía que dónde mejor presentaba la cosa era en la zona de Alta Badía, así que, para allá fuimos.
Nos había quedado mucho por hacer del día anterior, así que podíamos optar por hacer otras cosas.
Y eso hicimos, otras azules tranquilas, y una roja especialmente, la nº 6, divertidísima y con mucha miga.
No tenemos fotos de este día, porque se nubló mucho también en este valle, así que la esquiada duró apenas un par de horas. Decidimos volver, y a mediodía dimos la jornada por finalizada.
El viernes fue aun peor. Estuvo nevando y/o lloviendo todo el día, por lo que mi temporada 2012/13 quedó finiquitada. María José aprovechó para hacerse unas bajaditas por la zona que hay frente al hotel, y a las 11:30 ya estaba de vuelta.
Algunos datos, curiosidades y consideraciones:
Vaya por delante que ésta era una visita de toma de contacto. No se puede pretender hacer todo en cinco días. Estamos hablando de un dominio de 1200 km, con numerosas pistas que forman parte del mito. Así que esto es lo que he pretendido plasmar: la primera impresión de un dolomi-novato que sabe que repetirá y que, por tanto, tendrá tiempo de ver más cosas.
Remontes: muy modernos todos; sillas acolchadas, desembragables y rápidas. “Huevos” con soporte en medio para sujetar los esquís (muy práctico y cómodo), y telearrastres de los de cable extensible, que además te los coloca el pistero (todo un detalle). En Alpe di Siusi hay, además un telemix ( remonte que alterna un huevo con una silla para los que nos molesta quitarnos los esquís). Tengo entendido que en Baqueira también hay uno.
Una curiosidad más: Un semáforo para esquiadores. Está situado en Selva, supongo que para evitar más de un atropello al cruzar la calzada para ir al funivia de Ciampinoi. Ver fotos:
La gente: encantadores en todas partes; pisteros, camareros de los refugios o de los restaurantes en los pueblos. Se hablan tres idiomas en el valle: italiano, tedesco (alemán) y ladino (lengua originaria de la provincia y que hablan todos los lugareños), conviviendo las tres lenguas sin ningún problema.
Precios: bastante normales tratándose de una estación de esquí, e incluso baratos según el producto (un café a 2000 metros, 1,05 €). Dos personas cenan de restaurante por 30 – 35 euros.
Masificación en pistas y remontes: ¿Qué es eso? En esta época, hemos hecho muchas pistas completamente solos; no hemos hecho una sola cola en todos los días, y en las pistas más concurridas, en ningún momento nos hemos sentido agobiados. UN PLACER. Supongo que en Navidad la cosa debe ser distinta.
Gracias a todos los foro-dolomiteros, que con sus consejos me han ayudado a planificar con bastante meticulosidad el que, hasta el momento, ha sido el mejor viaje de esquí de mi vida.
Buen repor. Cuántos recuerdos! 
gracias por compartir , parece un sitio estupendo 