Tras dos años desde nuestra última incursión en las Rocosas ya teníamos "morriña" por volver a nuestra cordillera favorita, así que este año barajamos difentes opciones, finalmente Viajes Empytur, a través de Javier Tajuelo, nos hizo una oferta muy interesante que no podíamos rechazar, una semana esquiando en la cordillera Wasatch, en la parte occidental de las Rocosas, ubicada entre los estados de Utah y Idaho. Concretamente a la famosa zona de esquí de Salt Lake City, en el estado de Utah.
Utah, dispone de 14 estaciones de esquí, aquí os dejo un plano donde se ven claramente las ubicaciones, como véis, la mayoría a menos de media hora desde la ciudad de Salt Lake City, una ciudad con Aeropuerto Internacional y con vuelos directos desde Europa (nosotros volamos desde París)
En los 7 días de esquí disponibles en nuestra estancia visitamos las siguientes estaciones:
- Deer Valley (6 Febrero 2011)
- Park City (7 Febrero 2011)
- Canyons (8 Febrero 2011)
- Snowbasin (9 Febrero 2011)
- Alta (10 Febrero 2011)
- Snowbird (11 Febrero 2011)
- Solitude (12 Febrero 2011)
Este reportaje pretende contar de primera mano y desde un punto de vista amateur, nuestra experiencia esquiando en estas 7 estaciones, así como el entorno que las rodea.
¿Por qué esquiar en Norteamérica?
Desde España, esquiar en las Rocosas supone un gran inconveniente, la distancia, nuestro vuelo a Utah nos tuvo metidos en un avión durante 13 horas , una verdadera tortura, si a esto le unimos que vamos a un destino donde la meteorología es muy cambiante y un billete de avión relativamente "caro", pues es normal que muchos se lo piensen dos veces antes de cruzar el charco para ir a esquiar, sobretodo teniendo los Alpes a dos horas de avión directo desde casa. Pues bien, nosotros no tenemos dudas, a pesar de todos estos inconvenientes, venir a esquiar e las Rocosas SIEMPRE es un acierto y seguiremos repitiendo mientras la salud y el bolsillo nos lo permitan .
Para mi hay 3 razones que diferencian esquiar en Norteamérica respecto a Europa
1.- La nieve
Michael, un esquiador de Canyons (Utah) me contaba las razones por las que la nieve de Utah es, supuestamente, la mejor del mundo. Por lo que me contó, los frentes cargados de agua del Pacífico avanzan hacia el Este, a su paso por los enormes desiertos de las planicies americanas, van perdiendo humedad y una vez que llegan a las Rocosas (en su caso a la Cordillera Wasatch), con cimas de 3000 metros comienzan a precipitar un copo seco a una temperatura tremendamente baja (clima continental). Parece evidente que esas condiciones dan razones de peso para convencer a cualquiera .
Al margen de teorías más o menos científicas, mi experiencia en esa zona (este ha sido mi 6º viaje para esquiar a Norteamérica) es que la calidad de la nieve en general es mejor que en Europa; es complicado encontrar placas, nieves costras o duras en las estaciones americanas, la sequedad, las nevadas constantes, la altura y la baja temperatura la mantienen en su estado "original" durante mucho más tiempo que en nuestro continente.
OJO!! es IMPORTANTE reseñar que cuando hablo de buena nieve no estoy hablando de paquetones de esos que salen en las revistas, o de mantas de nieve polvo donde sumergirse y experimentar los "face shots", puede que tengas suerte y pilles una nevada de las gordas, pero eso te puede ocurrir en otros lugares, incluso en España, así que no vayáis con la idea de que allí todo es nieve virgen y profunda, para conseguir eso necesitarás o tener mucha suerte o gastarte un buen dinero en heliski o catski. A pesar de todo, la nieve en general, dentro y fuera de las pistas es de una calidad extraordinaria. Hay que probarla!!
2.- La "libertad"
Esquiando en Norteamérica te sientes más libre, las estaciones no se miden por pistas sino por hectáreas esquiables y gracias a su nieve y a us forma, incluso siendo más pequeñas que en Europa, son esquiables por todos lados, es decir, que te subes en un telesilla y no hay una línea o una pista que seguir, la línea la marca tu imaginación y el manto blanco que tienes bajo los pies. Evidentemente hay pistas marcadas, pero las opciones para salirte del trazado son infinitas. Te permiten esquiar en zonas en las que en Europa estaría prohibido. También influye en esa sensación de libertad la amplitud de esas tierras, con enormes espacios silenciosos y vacíos, sin la habitual claustrofobia Europea. Allí todo es grande, inmenso, y eso de alguna manera se transmite a tus sensaciones, quizás haya que estar allí para sentirlo, pero para nosotros es algo muy especial y una de las razones por las que venimos siempre que podemos.
3.- Los servicios
Otra de las razones por las que merece la pena el viaje es la calidad del servicio que te ofrecen. Aquí lo tienen muy claro, el cliente es lo más importante y hay que cuidarlo y mimarlo por encima de todas las cosas, ofreciéndole la mejor sonrisa, el mejor servicio en todos los aspectos: alojamientos cuidados, transporte público gratuito y eficiente, wifi-spots en cualquier cafetería, atención impecable en los remontes y mil y un detalles que hacen que te sientas como en casa. Todo el personal de la estación se vuelca para que tu experiencia sea agradable, en este aspecto, las estaciones de esquí de Norteamérica (USA y Canadá) juegan en otra división .
Llegada a Salt Lake City (Utah)
Volamos con Delta Airlines (hay líneas aereas mejores que esta, eso os lo aseguro), desde París directamente a Salt Lake City, llegamos a eso de las 3 de la tarde (hora local), con una diferencia de 8 horas respecto a España por lo que nuestro cuerpo pensaba que eran las 11 de la noche
Entre unas cosas y otras se nos hizo bastante tarde y llegamos a Park City (donde se encuentra nuestro primer alojamiento) con la oscuridad de la tarde-noche, desde el Auropuerto de Salt Lake City no creo que tardáramos más de 40 minutos (itilizando un GPS que traíamos de España). La llegada por la noche fue increible, esa deliciosa manía que tienen los americanos de iluminar casas y árboles nos pareció mágica, una Navidad permanente.
Y por fin, tras 15 horas de agotador viaje llegamos a nuestro apartamento, y vaya apartamento que nos encontramos
Tras asentarnos en el apartamento, bajamos a un supermercado (a unos 10 minutos en coche desde el apartamento) a comprar algunas cosas para cenar en casa, la verdad es que no teníamos ninguna gana de alejarnos de nuestra chimenea.