Digo por accidente porque en principio, y como es tradición, íbamos a ir al Salzburguerland, Saalbach y la Rave on Snow, pero a una semana del viaje nuestra paciencia dijo basta. No había nieve. ¿Y dónde hay nieve en Europa? En estaciones de cotas altas, como lo son las situadas en el Ötztal, tanto Sölden como Obergurgl/Hochgurl. Intentaré esmerarme con la narración, ya que las fotos son muy poco ilustrativas. Es lo que tiene no ver más allá de 50 metros de nuestras narices durante dos días ininterrumpidos.
En cuanto a precios, nos temíamos lo peor, pero finalmente no ha sido para tanto. Vuelo a Munich por 115 euros, coche con ruedas de invierno por 163, y espectacular apartamento, en una pequeña aldea entre Solden y Obergurgl, al módico precio de 22 euretes por persona y noche. Ya sabéis, con todas las comodidades, aparato calientabotas, calefacción radiante e incluso adornos navideños y horteradas arias incluidas en el pack. Paquete que también llevaba una pareja de amables austriacos que no hablaban ni papa de alemán. Sudamos tinta para hacernos entender. Así que nada, aterrizaje en Munich, cochecito, carretera y manta. 290 kms de comodísima carretera, 260 de los cuales, autopista. Llegamos a nuestra casa muy tarde y dormimos lo justo. Pasaríamos los dos primeros días del viaje esquiando en Obergurgl.
En esos dos días, nos llegamos como nos fuimos. Con el cielo azul y un tiempo frío, pero espléndido. El problema es que eso sólo sucediera los primeros y los últimos 10 minutos. Porque entre media no vimos absolutamente nada. Esquiamos en Obergurl, disfrutamos de la estación, sus pistas, sus huttes, pero no del paisaje. ¿Problema? Ninguno. ¡Habrá que volver!
Y ahora, vamos con una buena descripción de la estación. Obergurgl (1790-3080) es un dominio dividido en dos núcleos diferentes unidos por un largo telecabina que discurre por la zona intermedia de la ladera, a 2400 metros de altitud.
El primero, la zona de Hochgurl, es más fácil, y quizás algo menos bonita, o eso pudimos intuir. Es la que goza de mayor desnivel, más de 1200 metros. La pala principal empieza con una pista negra, y poco a poco se abre hacia el valle con una pendiente más suave. Finalmente, se puede bajar al parking por una divertidísima pista roja, larga y llena de curvas. A la izquierda de la principal, un telecabina sube a 3000 metros y ofrece varias vertiginosas bajadas (rojas). Y en los laterales de la estación, dos remotos telesquíes con pistas largas y bonitas y absolutamente vacías de gente.
El segundo sector, Obergurgl, nos gustó muchísimo más. Aunque con un desnivel ligeramente inferior (1000 metros), ofrece pistas más variadas, de pendiente más dura y constante, a la vez que rinconcillos vacíos e impresionantes. Además, el paisaje aquí tiene que ser totalmente impresionante: farallones, abismos, glaciares y grandes montañas que no pudimos ver pero que intuimos en algunos momentos. En Obergurgl hay dos zonas principales. La izquierda, de palas amplias y rojas, cae al pueblo a pico por un tubo que hay que bajar al menos una vez. La de la derecha, entre bosques, abiertos, y mucho más transitada. Ambas zonas confluyen en una suave pala de aprendizaje que camina poco a poco hacia el pueblo, de donde salen los principales remontes.
En total, 110 kilómetros de pistas. Pero kilómetros austriacos, no españoles. Los que sabéis de qué van los Alpes supongo que me entendéis. Mucho terreno para el fuera de pistas, ya que hay espacio de sobra en la estación para recorrerla por donde a cada cual le apetezca. Mucho terreno para que progresen esquiadores intermedios. Y pistas, si bien no con pendientes extremas, sí lo suficientemente divertidas como para contentar a todo el mundo, sobre todo gracias al tremendo desnivel de la estación. Una estación que, si bien se puede recorrer en un solo día, da para bastante tiempo sin aburrirse. Dos días, que es lo que le dedicamos nosotros, es una buena elección. Como punto negativo, la ausencia de bosque en casi el 90% de la estación, y algunas pistas azules un poco aburridas, pero que se pueden evitar fácilmente cogiendo otras azules mucho más amenas.
Supongo que andáis esperando las fotos. No es por desanimaros, pero voy a empezar con el resumen más gráfico posible de los dos días. Tomé esta imagen en la zona intermedia de Hochgurl.
¿Necesita explicación? Entre los huttes y los remontes, una enorme pantalla LED mostraba diferentes fotos de la estación en días soleados. Cada vez que pasábamos por delante nos fijábamos bien en ella y nos imaginábamos todas esas montañas bañadas por el sol como si estuvieran realmente a nuestro alrededor :D
Una vez hecho el resumen, vamos con la crónica. Aquí tenéis el apartamento que conseguimos, en Zwielsestein.
A pesar de llegar a las dos y pico de la mañana de un día laborable, la casera se despertó con una sonrisa, nos ofreció panecillos todas las mañanas y nos dio la llave de nuestra casa. Durmimos lo que podimos con los nervios típicos de la primera noche, y al día siguiente subimos al parking de Pill. Todavía hacía sol pero ya estaban entrando las nubes.
Pronto dejamos de ver un pimiento, pero eso no impidió que disfrutáramos como enanos. Este primer día no nos atrevimos a subir a cota 3000 metros, donde se encuentra el famoso mirador panorámico. Esperaríamos al día siguiente. Intentamos permanecer en cotas bajas y disfrutar lo que pudiéramos, terminando muchas de nuestras bajadas con la roja que cae al parking para así empalmar cuanto más desnivel posible, mejor.
En pistas muy poca gente. Sobre todo locales, y algún ruso despistado. A mediodía pasamos también a Obergurl donde estuvimos principalmente por la zona boscosa de la derecha del mapa, combinándolo con alguna bajada al pueblo.
Las pistas bordean los apartamentos, hoteles, y las propias casas. Por cierto que Obergurl no es un resort sino un pueblo con 500 personas censadas, el más alto de toda Austria.
Y a veces el sol quería asomar.... pero duraba 5 minutos escasos y volvía a esconderse. Esta es la zona alta de Obergurl (Festkogel), buenas palas aquí arriba.
Este es el Hutte que se encuentra en el Hohe Mutte, de aquí baja una impresionante pista roja que flirtea con el barranco en todo su recorrido. Buena pendiente, e (imaginamos) que unas vistas de aúpa :D
Y por esta otra zona (Steinmannbahn) es por donde se refugiaban la mayoría de los esquiadores.
Se me ha olvidado añadir algunos datos. El forfait en las estaciones del Otztal cuesta 41.5 euros en temporada media y 42.5 en temporada alta. Comprando más días, se ahorran unas perrillas, merece la pena agruparlos. Los esquíes, los alquilamos, y eran de primera calidad, pero eso sí, algo caros (90 euros, 4 días). Opciones de apres-ski, infinitas. Turismo por el valle, centros termales e infinidad de bares y fiesta abiertos hasta altas horas.
El primer día de esquí terminó entre cervezas, como no podía ser de otra manera. Vivan los Huttes, con su música hortera (imaginaros Camela cantada en alemán, así es la pachanga austriaca), sus esquiadores borrachos, sus vinitos calientes, cervezas y Smirnoff Ice....
Al siguiente día, nevaba con algo más de fuerza, pero había más visibilidad. Eso sí, un frío del demonio. Esquiamos a -8 grados en el parking, y quizás a -16 en cotas altas. Sin embargo, este día le dimos una caña que no fue normal. Como había cierta visibilidad, nos emocionamos, nos aventuramos a esquiar un poco más deprisa, a subir por cotas altas y a hacer pistas más difíciles.
Este día, intentamos encadenar buenos descensos con amplios desniveles. Para ello subimos al Top Mountain Star. Sabíamos que no íbamos a ver nada del paisaje, pero aún así, el lugar nos impresionó. Aquello estaba muy tranquilo, el ambiente era mágico, y todo se hallaba recubierto por una capa de hielo alucinante. La llegada del telesilla, ya impresiona. Obrón de ingeniería congelado a -20 grados centígrados, con cuatro locos gatos subiendo por allí a hacer no se sabe qué.... acojonante.
El lugar, el frío, los colores blanco intenso, y la paz que aquello transmitía.... Y eso que no se veía nada, imaginaros que llegamos a poder ver el paisaje :D El caso es que nos tomamos nuestro chocolatico caliente y echamos unas fotos por allí. Durante unos minutos la niebla aflojó un poco y pudimos intuír que aquello estaba subido en el palo del gallinero. Vaya barrancos oigan.
Y nada, desde allí, más de 1200 de desnivel hasta el parking. Así pasamos el día, entre las dos zonas, encadenando buenas bajadas. Y a veces, el sol hacía un amago...¿Quería asomar?
Huy, vamos a darle caña, que parece que se ve un poco de claridad....
No, se cierra otra vez a nevar. ¿Bajamos al pueblo?
Se terminaba el día, y decidimos hacer una última bajada por un telecabina que aún no conocíamos, el Top Schermerbahn, que sube a cota 3000. No he comentado nada, pero es impresionante los medios tecnológicos que tienen en esta estación. Hay un montón de cabinas bastante modernas y todas las sillas de la estación cuentan con burbuja protectora. Busbuja que a los austriacos les sobra aunque estén a -20 grados. ¿Alguien les entiende?
El caso es que ya eran casi las 4 de la tarde, y pensábamos en el hutte más que en otra cosa. Pero el día nos tenía reservado un pequeño regalito..... =)
Levantaban las nubes, y teníamos la estación para nosotros solos....
Casi estamos llegando arriba.... ¡qué calentito se va en la cabina! ¿No podemos seguir subiendo para poder esquiar más tiempo?
Una buena puesta de sol... y toda una montaña para nosotros.
Vamos descendiendo a toda velocidad,...
en Hochgurl están recogiendo los bártulos.... ¡¿Hasta siempre?! No!! habrá que volver!!!
Bastante merecido no creéis? Porque hay que estar loco para aguantar 7 horas de frío y nieve en una montaña desconocida, bajando cuestas una tras otra :D es lo que tenemos los locos de esto. Nos vamos a 2000 kilómetros, soportamos tempestades y aún así estamos tan contentos.
Como merecido fue la fiesta en el Hutte, el descanso del guerrero. Esta vez con unos improvisados músicos en directo. "La ramona pechugona" live! Parece que hasta se me nubla la vista....!
Y ya de noche, casi a las 7 de la tarde, nos despedimos de este remoto valle tirolés que, a pesar de las adversas circunstancias, tan buen sabor de boca nos ha dejado. Estación potente, no muy difícil pero con algunos desafíos interesantes, que cuenta con todos los medios, y con un ambiente montañero excepcional.
Nos marchamos, eso sí, con una pequeña espinita clavada. Hemos esquiado Obergurgl pero no lo hemos visto. ¿Tendremos mejor suerte en Sölden al día siguiente?