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Última actualización: 17/04/2024 a las 20:07:00 (CET)

Tres colores: Azul

Tres colores: Azul
Nueva y última entrega de nuestro querido Dino, esta vez le toca al azul de sus ríos, y los pueblos que recorren, pueblos repletos de esquí, pero también de quesos y ostras.


Como me dice alguien del Foro General, me va ser fácil enlazar el azul con el blanco, lleva razón. Mi vida se mueve entre el blanco de la nieve pirenaica y/o alpina, con escasas incursiones a la soleada de Cutreski, y el azul atlántico de la bahía de Huelva en mis placenteras singladuras llevadas por el foreño, que no es un asiduo al foro Nevasport, sino un viento dominante de componente SW.

Pero persona eternamente insatisfecha y soñadora, sueño con montañas nevadas cuando estoy en la mar océana y con la mar océana cuando estoy en las montañas. Y así siempre estoy fuera de lugar, lo cual es una constante de mi vida, a lo cual ya me voy acostumbrando.

Recuerdo que mi último barco me lo compré por teléfono subido en un telesilla de Mégeve bajo una intensa nevada y me sentía el mismísimo Fitzcarraldo cuando atravesó con su barco de motor la selva de Iquitos. Porque aunque parezca extraño, lo blanco y lo azul se unen además de en mi persona, en la bandera francesa, "leiv motiv" de este reportaje. Porque si Francia son sus montañas nevadas y son sus vinos, es indudable que los ríos franceses, que por cierto son femeninos, constituyen la gran riqueza del gran país vecino.

Recuerdo que en una ocasión, recuperando el resuello tras recorrer el boulevard horizontal que va desde la Cime de Caron hasta la llamada Verçant la Morienne en Val Thorens me preguntaba que pasaría cuando en primavera toda esa inmensa cantidad de nieve derretida bajase de la montaña. Y la respuesta es evidente: se transforman en fuente de riqueza y vida para los países y de ahí salen los grandes ríos franceses como el Ródano o el Garona, que son los ríos de los esquiadores.

El Ródano, en realidad no nace de las nieves franceses, sino de las nieves suizas, en la región del Valais, pero pronto empieza a recibir agua procedente de las nieves francesas hasta formar ese "croissante" azul que es el Lago Leman y en el que podréis sumergiros casi con los esquís puestos en la estación suiza de Torgón, adscrita al dominio esquiable de Les Portes du Soleil.

Como el Ródano se aburre en Suiza, porque todo el mundo suele aburrirse en ese país, se va para Francia, concretamente para Lyon la antigua capital de la seda, cuna de Augusto Comte padre del positivismo jurídico, y sobre todo sede del restaurante del famoso Paul Bocusse, un restaurante con aspecto externo de bar del lejano oeste, pero santuario de la gastronomía, que os recomiendo visitar.

Antes de llegar a Lyon, el Ródano pasa por Annecy, ciudad de aspecto medieval y donde el agua se hermana con las casas hasta tal punto de que la llaman la "Venecia de los Alpes". Es muy hermosa, pero no comparto la idea de que en cuanto hay unas cuantas casas con calles de agua ya le llaman Venecia. Venecia no hay más que una, la puerta entre oriente y occidente, la que brillaba con las expediciones de Marco Polo, la ciudad-estado de los Dogos y los tejados por los que escapaba Casanova.

No, Venecia no hay más que una, pero si bien una esquiada en las Dolomitas bien merece una visita a Venecia, una esquiada en les Portes du Soleil, bien merece una visita a Annecy.

Tras visitar Lyon, el majestuoso Ródano se dirige hacia el sur hasta desembocar en Marsella, tras pasar por Avignon, ciudad de papas cismáticos y donde las chicas cantan eso de "sur lo pont d'Avignon, on y dance……."

Seguir el cauce de ese enorme río es seguir el cauce de la riqueza, del poderío y de la majestuosidad de Francia. Fábricas, centrales eléctricas, incluso nucleares en un país donde sobra el agua y donde hay un alto nivel de vida de los naturales de sus orillas sirven para reflexionar sobre una política de aprovechamiento de todos los recursos al servicio del bienestar de los ciudadanos. Porque la infraestructura de la Historia es económica y corren malos tiempos para la poesía.

Y las nieves blancas de los Alpes, terminan de este modo en las aguas azules del mediterráneo, almorzando la famosa sopa de trufas Chez Paul Bocusse y cenando una bullavesa en medio del canallesco ambiente portuario marsellés.

Y quiero hablar de otro azul majestuoso: el Garona, que es de origen español. Nace en el Valle de Arán. La verdad es que yo no lo sabía, hasta que recién inaugurada la estación de Baqueira-Beret, fui de excursión con esquís a las fuentes del Garona con gente de Navacerrada.

Pero el Garona se va para Toulouse, y Burdeos, dejando a su lado los famosos "chateaux" que dan nombre a los mejores vinos de la zona y antes de desembocar en el atlántico, pasa por Arcachón, famosa entre otras cosas por sus ostras, que yo suelo consumir siempre que voy a esquiar a esa delicia del esquí pirenaico que son Hautes Pyrenées.

Porque en la ostra se une el azul del mar con el blanco de la nieve, y esa simbiosis blanco/azul puedo deciros que es una combinación perfecta y recomendada. Yo cuando voy a esquiar a St Lary, Piau-Engaly, Peyreagudes o la Mongie, junto con la llave para ajustar las fijaciones de los esquís me llevo el abridor de ostras, y además tengo unos guantes viejos de esquiar para ese menester.

Y además, esa zona es la zona del foi y del armagnac que se pueden comprar en una tienda de delicatessen que regenta una simpática, larguirucha y desdentada francesa a la que en casa (ya es de la familia) llamamos "Madame Foigras". Cuando llegamos a nuestro destino, primero vamos "chez Madame Foigras" y luego a por los forfaits, que todo tiene un orden. Puede suceder que no haya nieve, pero lo azul y lo rojo nunca falta en ese estupendo sitio.

En Francia, lo que ellos llaman "fruits de mer", o sea, mariscos, no son caros y son de bastante calidad. A las puertas del Champion de St. Lary o por la calle principal de esta ciudad podréis encontrar bastantes puestos de ostras que al exhalar su fuerte olor yodado y marino, os hacen transportaros de un plumazo del blanco pirenaico al azul oceánico.

Y el último de los azules franceses es el queso. Francia posee la gama de quesos más rica del mundo. Han nacido espontáneamente, según las fermentaciones microbiológicas de cada región. Existen quesos famosos que se exportan a todo el mundo y otros que nunca salieron de su región.

Y cada queso, en unión perfecta entre el rojo y el azul tiene su vino, aunque ciertamente los azules pueden elegir, ya que para una gama de mil quesos con denominación de origen, existen nada más y nada menos que cinco mil vinos diferentes.

No os voy a dar una guía de quesos de Francia, sino deciros los que podréis encontrar en la zona de los Alpes y de los Pirineos franceses, y sin ánimo de ser exhaustivo

En la zona de la Saboya y alta Saboya francesa casi todos los quesos se hacen con leche de vaca al modo de los enormes quesos suizos, llegando algunos a pesar 80 kg. Podréis probar una especie de queso parecido al emmental que es el que los vignerons suizos utilizaban para hacer la raclette, que consistía en poner un trozo de queso en un pincho al fuego de la chimenea y luego añadirlo a embutidos o verduras, mientras pasaban las largas tarde de otoño de la vendimia se alimentaban de esa guisa.

A mi en algunos sitios de la Saboya en los que he estado un día de la semana era el día de la reclette. Te ponen medio queso bajo un reflector de rayos infrarrojos y con una "raclette" o raspador vas quitado finas capas de queso fundido que pones encima de verduras y embutidas que tienes preparados en el plato.

También en esa zona está el reblochón, un queso que te dan a todas horas y que tampoco es para tanto. Mejor es el tommes que es como el reblochón pero recubierto de orujo, que a la vez los viste y los perfuma.

Porque el clásico "olor a queso" los franceses suelen disimularlo revistiéndolos de ceniza, heno, hojas de encina, vid (como el cabrales) nogal o fresno.

Incluso hay algunos de cuyo nombre no me acuerdo que tiene como una especie de paja a modo de columna vertebral que lo aromatiza.

En los pirineos franceses los quesos de cabra hacen furor últimamente, porque son más light.

Así que ya lo sabéis, en materia de quesos franceses, apartaros de los caminos trillados de los grandes y famosos quesos y saborear los propios de cada región, acompañados a poder ser del vino adecuado.

Y una cosa más: los quesos franceses en los buenos restaurantes te los presentan de forma circular en grandes mesas con un letrerito sobre el nombre y contenido. Pides uno y a partir de ahí que no se te ocurra pedir del de enfrente. Hay que dejarse llevar por el camarero, que te irá cortando pequeños trocitos en el sentido opuesto a las agujas del reloj, desde el más suave al más fuerte ¿o es al revés?

Tendré que volver a Lyon, Chez Paul Bocusse, a que me hagan una nueva demostración de su impresionante mesa de azules.

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7 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    06/12/2006 12:30
    #1
    Que pena que la bandera francesa solo tenga tres colores. ...Sí,de acuerdo, yo también prefiero la calidad a la cantidad.

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    • Gracias!
  • #2
    Fecha comentario:
    07/12/2006 01:42
    #2
    Felicidades por los artículos Dinosaurius. Cuando viajo a los Alpes, uno de los rituales consiste en elegir una buena queseria y comprar un buen surtido de quesos de la zona que vamos degustando durante la semana. Entre los aromas propios de los quesos, unido al hecho de que a un amigo mio la combinación de la altitud y la ingesta de queso le produce un buen monton de gases que no tiene reparo en expulsar en cualquier momento, el hedor del apartamento suele ser insoportable, lo cual facilita el hecho de que madruguemos tanto para ir a pistas, y no regresemos hasta bien entrada la noche...

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    • Gracias!
  • #3
    Fecha comentario:
    07/12/2006 10:44
    #3
    Ya te dije yo que no te sería nada difícil pasar al azul ;) delicioso como siempre.. qué hambre me has dado con tanto queso, puñetero jajaja

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    • Gracias!
  • #4
    Fecha comentario:
    07/12/2006 19:08
    #4
    Gracias, Dinosaurius, por tan magníficos, gustosos y apetecibles recorridos a partir de los tres colores de una bandera. Cuando sea mayor me encantaría ser como tú, jajaja. Enhorabuena y gracias de nuevo. Magníficos artículos. Un saludo.

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    • Gracias!
  • #5
    Fecha comentario:
    07/12/2006 19:13
    #5
    Muchas gracias por el rato!!!

    Como siempre es un placer aprender :)

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    • Gracias!
  • #6
    Fecha comentario:
    08/12/2006 01:19
    #6
    Dino, si hace falta, ponemos más colores a la bandera, ehh?...que se nos ha hecho "corto" sólo con 3 :)

    De todas formas, acabo de cenar, pero imaginandome tanto queso...qué hambre... :)

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    • Gracias!
  • #7
    Fecha comentario:
    09/12/2006 23:31
    #7
    uhmmm, que hambre me has dado, gatito, me has abierto el apetito. uhmmmm

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