En una estación tan pequeña, donde todo el mundo se conoce, perder a una persona de las más carismáticas del lugar deja un hueco muy difícil de cubrir. No se trata solamente de un servicio de restauración (sencillo pero de excelente relación calidad-precio), se trata de un personaje insustituible en todos los aspectos, por su amabilidad, cercanía y buen hacer profesional. Este año la pinilla va a estar inevitablemente más vacía, más triste.
Buen viaje Teles, con suerte nos volveremos a encontrar algún día en una estación recién nevada.
¿O sí? No me queda claro 
