Enviado: 13-03-2012 09:55
(Había metido este asunto en el foro general, pero quizás sea más apropiado meterlo aquí) . . .
Y no me refiero a la típica nieve, que cualquier reporte de “estado de pistas” de una estación, la clasifica como “nieve polvo”, . . . esta va más allá, aunque en los partes nunca la mencionan. Quizá, porque todavía no le hemos encontrado un nombre adecuado, los americanos la llaman “Champagne powder”, cuya traducción literal al castellano sería “polvo de champagne”, ¡que poco me gusta esta denominación! . . . y que poco apropiada, ¿se referirán a la pegajosa y húmeda espuma del champagne recién servido? Puestos a relacionarla con alguna bebida, preferiría llamarla “nieve 5 estrellas” y más por los cristales estrellados, que por la también blanca, húmeda y pegajosa espuma de una buena cerveza Mahou.
LA RECETA
En cualquier caso, esta maravilla es más habitual en Las Rocosas que en Los Alpes, y en estos que en Los Pirineos, pero ya que los Piris los tenemos más cerca y son más nuestros que los otros dos colosos mencionados. Me limitaré a explicar el proceso y circunstancias de la “fabricación” de los mágicos cristales en nuestra cordillera, para poderlos intuir y reconocer desde un sillón-bol, viendo cualquier pronóstico del tiempo en la “caja tonta”.
Los ingredientes mágicos son: el aire muy frío, la baja humedad (dado que, cuanto más frío es el aire, menos humedad absoluta admite, estás dos circunstancias se suelen dar la mano) y el proceso de ascensión del aire procedente del interior del continente Europeo, por la cara norte del Pirineo.
En cualquier caso, es una receta muy delicada, porque a la mínima, se nos puede “cortar” , cual mayonesa cuando se nos escapan una gotas de agua entre el bol y la minipimer. En cuanto entra un poco de aire del NW procedente del atlántico, ¡¡¡zass!!! Se nos fastidió el invento, ¡podrán caer buenos paquetones de nieve polvo, pero nunca de nieve 5 estrellas!. Por eso, esta nieve es más habitual en el Pirineo central (a 200 Km del océano), que en al Pirineo atlántico (a 60-150 km del mar).
Por lo tanto, necesitamos a dos amigos que colaboren juntos , por un lado, a un anticiclón en el Altlántico que corte y bloquee cualquier entrada de aire oceánico, y por otro lado a una borrasca situada en el norte del mediterráneo occidental o norte de Italia o por algún país centroeuropeo, para que, por el pasillo, nos envíe aire continental muy frío y relativamente seco. Cuando este aire procedente del Norte o Nordeste choca con nuestros amados Pirineos, es obligado a subir por su vertiente norte, enfriándose todavía más el aire y saturándose (más por exceso de frío que por exceso de humedad) haciendo cristalizar los últimos suspiros de la escasa humedad del aire y haciendo caer esa nieve maravillosa, seca, muy ligera y voluminosa, con una gran cantidad de aire seco atrapado entre sus increíbles cristales. Ese tipo de nieve, . . . de las que engañan a las estaciones meteorológicas cuando comprueban que, el espesor de la nieve caída (en cm) corresponde a una ridícula cifra pluviométrica (en litros/m2) y tienen que volver a medir el paquete recién caído o comprobar si se les ha estropeado el pluviómetro.
Subido en las tablas y si estamos bajando por la pista y nos salimos a la nieve virgen 5* recién caída , comprobaremos que, cual fantasma atravesando una pared, esta transición se hace casi sin resistencia. Yo particularmente, prefiero catarla con esquís normales, a no ser que el paquetón recién caído esté muy por encima de las rodillas, que en este caso optaría por los fats.
Lo dicho, si estáis cualquier día de enero o febrero, haciendo sillón-bol y le véis al Mario Picazo de turno anunciando flujo del norte o nordeste, con nevadas en la cara norte del pirineo y temperaturas muy bajas -10 a -20. No lo dudéis, abrigaros bien y escaparos a la vertiente norte de los pirineos centrales, . . . los planetas se han “alineado” y podría ser el “finde” de la temporada.
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