Uno de los “intelectuales orgánicos” en Granada, del partido político que des-gobierna esta tierra andaluza y martiriza a Granada y su provincia desde hace más de treinta años, escribió no hace mucho que la carretera de la Sierra era una serpiente negra que había que extirpar de la superficie de Sierra Nevada, en aras de la biodiversidad, la protección de los endemismos, la defensa del medio ambiente e incluso para evitar los perniciosos efectos del cambio climático que haría que en cincuenta años, el espesor de nieve de nuestras pistas, pasase de 6 metros a 5,50.
Lo decía en nombre del “desarrollo sostenible” que, cosas de la crisis, va a dejar de ser sostenible porque ya no va a haber desarrollo. Al final lo han conseguido. Es un geógrafo, especie más peligrosa que la de los economistas, que ya es decir. Quizá lo hiciera en nombre del “progreso”, escribiendo en una ciudad que precisamente le tiene dedicada una calle: la Cuesta del Progreso.
Muy cerca de esta calle, concretamente en los jardines del Paseo de la Bomba, está el monumento al duque de San Pedro de Galatino, que en el año 1914 puso en manos de los “señores ingenieros”: Modesto España, Moreno Agrela, Moreno Martínez y del desafortunado Juan Santa Cruz, el proyecto de lo que iba a ser la carretera más alta de Europa.
En memoria de esos hombres, pero sobre todo, en agradecimiento de todo lo bueno que ha traído y puede traer a Granada y su provincia esa fuente de riqueza, es por lo que me propongo contaros la historia, más bien epopeya, de la construcción de esta carretera única, que unos iluminados, por razones políticas y yo no se si personales quieren hacer desaparecer, en beneficio no se sabe bien de quien ni de qué.
De momento, la Serpiente Negra la han cerrado a la altura de los Albergues, aunque siempre esa barrera al paraíso de nuestras altas cumbres, cerrada para el común de los ciudadanos andaluces, puede abrirse un domingo para que pase un Citröen gris matrícula ****FVP con un señor al volante, una señora a su lado y una niña detrás. Me imagino que sería algún alto funcionario de la Junta que utilizaba la carretera cerrada como el ínclito Alfonso Guerra utilizaba el Mistére para no hacer cola en Vila Real. Son los nuevos “señoritos” andaluces, que han sustituido a los anteriores: la oligarquía agraria y los caciques. Hay que ser ignorantes y masoquistas para votarlos cada cuatro años.
También es un homenaje a los “señores ingenieros”, con los cuales llevo trabajando treinta años.
Los datos están sacados del libro de Sierra nevada del P. Ferrer, una joya que demuestra que en Sierra Nevada había vida humana y progreso antes de que estos Vándalos del Oeste nos invadieran con sus geógrafos, sus ecolomierdas y sus prepotentes, caros e inútiles funcionarios.
Porque en definitiva, el problema de España en general, es que siempre han sobrado geógrafos y han faltado ingenieros.
Esos datos del libro de Sierra Nevada está sacados, a su vez, de los archivos de Obras Públicas de Granada, por quien durante muchos años estuvo al frente de la misma: D. Manuel Prieto Moreno, Ingeniero de Caminos y además Arquitecto, del cual tuve el privilegio de escuchar de su propia voz el relato de muchos de los pasajes que os voy a contar en largas veladas de charla y “solyvoltios” en el Albergue Universitario del inolvidable Antonio Zayas, mientras esperábamos que las “ratillas” de Obras Públicas, con Luis Chirosa y el sobrino de D. Francisco Abellán, predecesor en el cargo de D. Manuel Prieto Moreno (ambos activos partícipes y responsables de la finalización de tan importante obra) nos despejaban la carretera de nieva para poder salir.
Aprovecho para aconsejar humildemente a los que quieren “desestacionalizar la estación” que aprovechen para enseñar esta magistral obra de ingeniería a los ciudadanos del mundo, pero sobre todo a los granadinos de posteriores generaciones a la mía que no han tenido la suerte de poder disfrutar de esa magna obra de ingeniería.
Pero en todo caso, evitemos que los talibanes del ecologismo la vuelen en pedazos como hicieron los de Afganistán con los budas gigantes porque distraían a los ciudadanos de la auténtica religión. Ahora manda la religión del ecologismo, falsa como todas las religiones, porque como escribió Fehuerbach, no es la religión la que crea al hombre, es el hombre el que crea la religión, y en nombre de las religiones está todo permitido.
) son vías de tren AVE... 
, pero me tenía que ir a estudiar a Málaga, desde mi Granada natal.Hubiera sido alumno de D. Ramón Tamames y de la primera promoción. Pero los números siempre se me dieron fatal y un amigo de la familia, catedrático de matemáticas, me lo quitó de la cabeza.
. Me dediqué al mundo del Derecho, mucho menos riguroso y a-científico. No hay que ver más que a los que crean las leyes y a quienes las aplican 
)
