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Polvorilla en la colina
Y no hay que irse a la Laguna de las Cabras, que está escondida pero relativamente cerca de los lugares más de paso, y eso ya la pone en peligro.
Es descorazonador. El otro día en los Lavaderos,esquivando a las decenas y decenas de personas voceantes, grupos enteros que suben en las lanzaderas (con sus perros, por supuesto, sueltos por todas partes), me puse a pensar que, desgraciadamente, la sierra está cambiando mucho estos últimos años.
Que sí, que por supuesto todos tenemos derecho a disfrutar de esos parajes. Y que sí, que con nuestros perros también. Pero está claro que no estamos lo suficientemente educados ni capacitados para respetar como merece ese entorno tan frágil, ¡y mira que lo hemos leído veces! pues son muchas las voces que lo pregonan. Pero nada...
Seguinos dejando basura, por lejos que sea, y seguimos soltando a nuestros compañeros caninos para que persigan cabras (o lo que se tercie: ayer mismo vi al perrillo de una pareja, -el animalico simplemente obedecía a su instinto-, acosando con sus ladridos y hocicadas a un lagarto ocelado que se escondía en una mata). A sus amos les parecía muy gracioso.
Ayer fui desde el barranco de San Juan hasta casi la cumbre de la Atalaya (el vientazo que hacía me impidió llegar al vértice) y el camino fue, una vez más, una confirmación de esto que comentamos. Pero es que no se acostumbra uno a estas cosas, y menos hoy, con la cantidad de información que hay al respecto.
Ya para empezar, los alrededores y la propia Vereda de la Estrella estaban sembrados de pañuelos de papel, huella evidente de los pipís de las "montañeras" que pasan por allí. Y hago hincapié precisamente en esto porque yo también soy mujer, y jamás se me ocurriría dejar un pañuelo de papel tras un pipí, ni restos de nada cuando subo a la montaña con la regla. Porque también encontré, y por dos veces, en distintos lugares de la Vereda de la Estrella, compresas y tampax que se quedaron allí, porque a sus dueñas no les pareció bien llevárselas con su basura. Y por cierto, llenas de moscas y otros bichos, una visión repugnante. Señoras y señoritas, si no son capaces de llevarse este tipo de restos en la mochila, mejor harían quedándose en casa.
Afortunadamente, a medida que uno se aleja de las zonas de más fácil acceso, la basura va disminuyendo, aunque no desapareciendo del todo. Por el sendero de los Presidiarios también encontré pañuelicos de papel en rinconcitos; fue al enfilar el poco frecuentado sendero que se dirige a la Atalaya cuando dejé de ver porquerías.
A la vuelta me encontré con un británico, sentado a la orilla de la vereda, justo por encima de la Cucaracha. Estaba descansando y disfrutando del sol y las "wonderful views", y tras una breve charla, me dijo que procura venir todos los años, que Sierra Nevada es maravillosa y que es una pena que la tengamos tan poco cuidada. Había estado durmiendo en La Cucaracha y decía que el refugio no estaba limpio (yo no lo sé, porque no pasé por allí), y también comentó de pasada lo descuidada que está la Estrella, con los carteles indicativos medio rotos, y la suciedad. Opinaba que tener un Parque Nacional como Sierra Nevada y no cuidarlo entre todos como oro en paño, era inconcebible. Que muchos países querrían algo así para ellos, y citó a su Inglaterra natal la primera. Claro, no supe qué decirle, tenía razón...
Es posible que esté entrando como elefante por cacharrería y siendo políticamente incorrecta, pero la visión de tanta basurilla (me estoy acordando ahora de las latas de cerveza que hay empotradas entre las piedras del Puente del Burro) me hizo llegar al coche de mal humor.
No sé si habéis oído el dicho (yo lo escuché a un amigo, que lo decía de broma pero en serio): "Decathlón está haciendo mucho daño". Es para reírse, desde luego, pero lo peor es que también te deja pensando en ello. Cuanta más gente accede a la montaña, peor, porque no sabemos comportarnos, y no debería ser así. Deberíamos estar ya concienciados de sobra. En fin, qué más decir si este tipo de denuncias están por todas partes. Y sirven de bien poco...
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Portu
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Polvorilla en la colina
Y no hay que irse a la Laguna de las Cabras, que está escondida pero relativamente cerca de los lugares más de paso, y eso ya la pone en peligro.
Es descorazonador. El otro día en los Lavaderos,esquivando a las decenas y decenas de personas voceantes, grupos enteros que suben en las lanzaderas (con sus perros, por supuesto, sueltos por todas partes), me puse a pensar que, desgraciadamente, la sierra está cambiando mucho estos últimos años.
Que sí, que por supuesto todos tenemos derecho a disfrutar de esos parajes. Y que sí, que con nuestros perros también. Pero está claro que no estamos lo suficientemente educados ni capacitados para respetar como merece ese entorno tan frágil, ¡y mira que lo hemos leído veces! pues son muchas las voces que lo pregonan. Pero nada...
Seguinos dejando basura, por lejos que sea, y seguimos soltando a nuestros compañeros caninos para que persigan cabras (o lo que se tercie: ayer mismo vi al perrillo de una pareja, -el animalico simplemente obedecía a su instinto-, acosando con sus ladridos y hocicadas a un lagarto ocelado que se escondía en una mata). A sus amos les parecía muy gracioso.
Ayer fui desde el barranco de San Juan hasta casi la cumbre de la Atalaya (el vientazo que hacía me impidió llegar al vértice) y el camino fue, una vez más, una confirmación de esto que comentamos. Pero es que no se acostumbra uno a estas cosas, y menos hoy, con la cantidad de información que hay al respecto.
Ya para empezar, los alrededores y la propia Vereda de la Estrella estaban sembrados de pañuelos de papel, huella evidente de los pipís de las "montañeras" que pasan por allí. Y hago hincapié precisamente en esto porque yo también soy mujer, y jamás se me ocurriría dejar un pañuelo de papel tras un pipí, ni restos de nada cuando subo a la montaña con la regla. Porque también encontré, y por dos veces, en distintos lugares de la Vereda de la Estrella, compresas y tampax que se quedaron allí, porque a sus dueñas no les pareció bien llevárselas con su basura. Y por cierto, llenas de moscas y otros bichos, una visión repugnante. Señoras y señoritas, si no son capaces de llevarse este tipo de restos en la mochila, mejor harían quedándose en casa.
Afortunadamente, a medida que uno se aleja de las zonas de más fácil acceso, la basura va disminuyendo, aunque no desapareciendo del todo. Por el sendero de los Presidiarios también encontré pañuelicos de papel en rinconcitos; fue al enfilar el poco frecuentado sendero que se dirige a la Atalaya cuando dejé de ver porquerías.
A la vuelta me encontré con un británico, sentado a la orilla de la vereda, justo por encima de la Cucaracha. Estaba descansando y disfrutando del sol y las "wonderful views", y tras una breve charla, me dijo que procura venir todos los años, que Sierra Nevada es maravillosa y que es una pena que la tengamos tan poco cuidada. Había estado durmiendo en La Cucaracha y decía que el refugio no estaba limpio (yo no lo sé, porque no pasé por allí), y también comentó de pasada lo descuidada que está la Estrella, con los carteles indicativos medio rotos, y la suciedad. Opinaba que tener un Parque Nacional como Sierra Nevada y no cuidarlo entre todos como oro en paño, era inconcebible. Que muchos países querrían algo así para ellos, y citó a su Inglaterra natal la primera. Claro, no supe qué decirle, tenía razón...
Es posible que esté entrando como elefante por cacharrería y siendo políticamente incorrecta, pero la visión de tanta basurilla (me estoy acordando ahora de las latas de cerveza que hay empotradas entre las piedras del Puente del Burro) me hizo llegar al coche de mal humor.
No sé si habéis oído el dicho (yo lo escuché a un amigo, que lo decía de broma pero en serio): "Decathlón está haciendo mucho daño". Es para reírse, desde luego, pero lo peor es que también te deja pensando en ello. Cuanta más gente accede a la montaña, peor, porque no sabemos comportarnos, y no debería ser así. Deberíamos estar ya concienciados de sobra. En fin, qué más decir si este tipo de denuncias están por todas partes. Y sirven de bien poco...
Buenos días, no estoy nada deacuerdo con lo de que Decathlon ha echo mucho daño, mas bien al contrario, gracias a ellos,yo que soy de un poder adquisitivo bastante bajo, tengo la oportunidad de poder disfrutar de algo que me apasiona, y no por ello soy un guarro que va dejando porquería y basura en la montaña.
Igual te puedo decir que he visto gente de mucho dinero, con su material de primerísimo equipo dejando los refugios llenos de mierda y tirando las bolsitas de sus super barritas energéticas al monte.
Creo que el problema esta en la educación que se les da esas personas y no de donde compren el material o que faciliten el acceso a la naturaleza, aunque en esto último tampoco estoy deacuerdo, no todo el mundo esta capacitado a estar a mas de 3000 metros, de echo este sábado en la loma que baja del Mulhacen a la Laguna Hondera, había una mujer completamente desorientada y preguntando asustada como volver al alto del chorrillo.
Creo que una campaña de concienciación, y que los señores del SEPRONA se pongan mas serios seria quizá parte de la solución
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Polvorilla en la colina
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Portu
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Y no hay que irse a la Laguna de las Cabras, que está escondida pero relativamente cerca de los lugares más de paso, y eso ya la pone en peligro.
Es descorazonador. El otro día en los Lavaderos,esquivando a las decenas y decenas de personas voceantes, grupos enteros que suben en las lanzaderas (con sus perros, por supuesto, sueltos por todas partes), me puse a pensar que, desgraciadamente, la sierra está cambiando mucho estos últimos años.
Que sí, que por supuesto todos tenemos derecho a disfrutar de esos parajes. Y que sí, que con nuestros perros también. Pero está claro que no estamos lo suficientemente educados ni capacitados para respetar como merece ese entorno tan frágil, ¡y mira que lo hemos leído veces! pues son muchas las voces que lo pregonan. Pero nada...
Seguinos dejando basura, por lejos que sea, y seguimos soltando a nuestros compañeros caninos para que persigan cabras (o lo que se tercie: ayer mismo vi al perrillo de una pareja, -el animalico simplemente obedecía a su instinto-, acosando con sus ladridos y hocicadas a un lagarto ocelado que se escondía en una mata). A sus amos les parecía muy gracioso.
Ayer fui desde el barranco de San Juan hasta casi la cumbre de la Atalaya (el vientazo que hacía me impidió llegar al vértice) y el camino fue, una vez más, una confirmación de esto que comentamos. Pero es que no se acostumbra uno a estas cosas, y menos hoy, con la cantidad de información que hay al respecto.
Ya para empezar, los alrededores y la propia Vereda de la Estrella estaban sembrados de pañuelos de papel, huella evidente de los pipís de las "montañeras" que pasan por allí. Y hago hincapié precisamente en esto porque yo también soy mujer, y jamás se me ocurriría dejar un pañuelo de papel tras un pipí, ni restos de nada cuando subo a la montaña con la regla. Porque también encontré, y por dos veces, en distintos lugares de la Vereda de la Estrella, compresas y tampax que se quedaron allí, porque a sus dueñas no les pareció bien llevárselas con su basura. Y por cierto, llenas de moscas y otros bichos, una visión repugnante. Señoras y señoritas, si no son capaces de llevarse este tipo de restos en la mochila, mejor harían quedándose en casa.
Afortunadamente, a medida que uno se aleja de las zonas de más fácil acceso, la basura va disminuyendo, aunque no desapareciendo del todo. Por el sendero de los Presidiarios también encontré pañuelicos de papel en rinconcitos; fue al enfilar el poco frecuentado sendero que se dirige a la Atalaya cuando dejé de ver porquerías.
A la vuelta me encontré con un británico, sentado a la orilla de la vereda, justo por encima de la Cucaracha. Estaba descansando y disfrutando del sol y las "wonderful views", y tras una breve charla, me dijo que procura venir todos los años, que Sierra Nevada es maravillosa y que es una pena que la tengamos tan poco cuidada. Había estado durmiendo en La Cucaracha y decía que el refugio no estaba limpio (yo no lo sé, porque no pasé por allí), y también comentó de pasada lo descuidada que está la Estrella, con los carteles indicativos medio rotos, y la suciedad. Opinaba que tener un Parque Nacional como Sierra Nevada y no cuidarlo entre todos como oro en paño, era inconcebible. Que muchos países querrían algo así para ellos, y citó a su Inglaterra natal la primera. Claro, no supe qué decirle, tenía razón...
Es posible que esté entrando como elefante por cacharrería y siendo políticamente incorrecta, pero la visión de tanta basurilla (me estoy acordando ahora de las latas de cerveza que hay empotradas entre las piedras del Puente del Burro) me hizo llegar al coche de mal humor.
No sé si habéis oído el dicho (yo lo escuché a un amigo, que lo decía de broma pero en serio): "Decathlón está haciendo mucho daño". Es para reírse, desde luego, pero lo peor es que también te deja pensando en ello. Cuanta más gente accede a la montaña, peor, porque no sabemos comportarnos, y no debería ser así. Deberíamos estar ya concienciados de sobra. En fin, qué más decir si este tipo de denuncias están por todas partes. Y sirven de bien poco...
Buenos días, no estoy nada deacuerdo con lo de que Decathlon ha echo mucho daño, mas bien al contrario, gracias a ellos,yo que soy de un poder adquisitivo bastante bajo, tengo la oportunidad de poder disfrutar de algo que me apasiona, y no por ello soy un guarro que va dejando porquería y basura en la montaña.
Igual te puedo decir que he visto gente de mucho dinero, con su material de primerísimo equipo dejando los refugios llenos de mierda y tirando las bolsitas de sus super barritas energéticas al monte.
Creo que el problema esta en la educación que se les da esas personas y no de donde compren el material o que faciliten el acceso a la naturaleza, aunque en esto último tampoco estoy deacuerdo, no todo el mundo esta capacitado a estar a mas de 3000 metros, de echo este sábado en la loma que baja del Mulhacen a la Laguna Hondera, había una mujer completamente desorientada y preguntando asustada como volver al alto del chorrillo.
Creo que una campaña de concienciación, y que los señores del SEPRONA se pongan mas serios seria quizá parte de la solución
Hola, Portu.
La frase respecto a Decathlon no es mía; comenté que la he oído a alguien, A más de uno, en realidad. Pero eso no quiere decir que no esté de acuerdo con ella, desde luego. La cuestión no es el poder adquisitivo de la gente que sube a la montaña. ¿Qué más da eso? Incívicos hay en todos los estratos sociales... El tema es otro, con el que tú estás de acuerdo también, y que han comentado además otros compañeros: el animar a subir a la montaña, alegremente, sin pensar en nada más, a gente que no está preparada para ello, ni física ni por supuesto mentalmente. A eso es, o al menos así lo entiendo yo, a lo que se refiere el comentario sobre Decathlon.(Que por cierto, mucho se le está mentando hoy, le vendrá bien la publi gratis )
La mujer desorientada que comentas, perdida y asustada en pleno monte, es un ejemplo. Y los "montañeros" de mentira, sin conciencia de que la montaña es de todos y de nadie (ya sean de alto o bajo poderío económico) que suben a la montaña sin respeto ni consideración ningunos hacia su entorno ni hacia quienes sí los tienen, porque sencillamente, el senderismo se ha puesto de moda, es otro ejemplo más. Empresas como esta que mencionamos se podrían preocupar también (o más y mejor) de patrocinar campañas serias y responsables, dirigidas a ese mismo público al que animan a correr por el campo, para a animar a todos a proteger nuestras montañas por encima de todo.
¡Menos melenas al viento caminando por los senderos y más concienciación de verdad!
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