La localidad de Chulilla, en Valencia es todo un descubrimiento. Un paraíso para escaladores, con decenas de sectores e infinidad de vías. Un pueblo realmente bonito con muchísimo turismo y su particular caminito del Rey, Las Hoces sobre el Turia, un retorcido camino que cruza un río encajonado entre paredones escalables y que se cruza varias veces por sucesivos puentes colgantes.
Allí se encuentra la Vía Cordata Peppoli e Peppino, catalogada como ED (extremadamente difícil) o K6. Como las cordatas que ya habíamos realizado en el sur, la de los Vados en Motril o la de Villanueva del trabuco, habrá que ir asegurando con una cuerda, como si de una vía de escalada deportiva de largos se tratara. Por ello, no hay cable de vida, sino una sucesión de parabolts, a los que habrá que ir metiendo cintas express y pasando la cuerda. Tiene 3 largos y nada más llegar al pie de la vía, te sobrecoge. La cara de mi compañera era todo un poema, y la verdad es que yo miraba para arriba y no paraba de pensar…”creo que no voy a poder sacarla…”. Entre la segunda y tercera grapa, se abría un mundo, un abismo que parecía insalvable. ¡Qué alejadas están! Está claro que han puesto un muro inicial para filtrar claramente: Si no sales, no sigues. Así se evitan marrones más arriba. Luego el primer seguro está altísimo. Si no coges esa grapa tan alejada…vas al suelo desde una buena altura.
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Al tercer intento, cogemos la tercera grapa. Para ello (y mira que soy largo), debo soltarme de las dos manos y pegar un buen impulso. Por un momento estás posado sólo en una minigrapa de pie y sin seguro alguno… Cuando la atrapo, respiro tranquilo y sereno un poco los nervios.
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Ahora tenemos por delante dos desplomes imponentes, pero ya estamos asegurados y estos pasos extraplomados tienen más grapas. Ahora estoy convencido de que esta vía no se nos escapa. Desgraciadamente, al ir sólo los dos, las fotos más bonitas, de los pasos más comprometidos, no se pueden hacer, al estar metidos en harina, uno subiendo y otro asegurando.
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Una vez superados los dos buenos desplomes, llega la primera reunión. Mucha gente se la salta, dado que es una zona tremendamente incómoda para asegurar y para permanecer los dos ferrateros, una vez que el segundo la alcanza. Aquí se podría haber habilitado un poco mejor, alguna grapa ancha, algún soporte…Nada. Las mismas minigrapas de toda la vía.
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Ahora, más tranquilos, queda disfrutar esta espectacular vía. Grapas muy separadas, pasos oblícuos, muchos agarres a la roca… y en la segunda reunión nos espera un banco de madera anclado a la pared, al igual que en la de Los Vados.
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Desde aquí las vistas son increíbles. Las Hoces del río Turia, con un tremendo paredón jalonado de vías de escalada. Un pequeño paraíso de roca escondido y para mí, desconocido. Un pequeño (o no tanto) Chorro.
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Pero la vía sigue. Hay que atacar el último tramo. Empieza con un recorrido horizontal con grapas sólo para las manos. Hay que buscarse la vida con los pies. Este largo es muy entretenido. Hay que pensar cada movimiento y currarse el ascenso. ¡Ni un segundo de relax!
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Y ya a punto de salir del largo, sólo queda esperar a la otra campeona.
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Que aparece con una cara de satisfacción indescriptible. ¡¡Objetivo cumplido!! . Dos horas de ascenso, y ahora queda un largo y pesado retorno de una hora, pero con la satisfacción de haber conseguido hacer una de las ferratas más duras del país. Pero queremos más. En el horizonte está la Feliz Navidad, que tiene fama de ser la Nº 1 así que…a seguir, esto no para!!!!
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