A ver si te estás confundiendo con el Sulayr:
Efectivamente, esa vereda (el Sulayr) desemboca en un carril que te deja junto al Cortijo de Diéchar, y de ahí en poco rato llegas a la central de Diéchar, de donde parte esa vereda tan chula que tú comentas. De Pradollano a Monachil bajando por aquí, y luego pasando por los Cahorros, la tengo pendiente, pero en mente.
Yo me refiero a
otra vereda. Verás. Si comienzas a andar en Pradollano, vas por la vereda de Prado Redondo y llegas al Collado de Matas Verdes, lo normal es torcer 90º a mano izquierda para bajar a la Cortichuela. Pero si sigues de frente la vereda se convierte también en carril, pasando por el Collado de Ruquino, que está entre Cerro Gordo y el Cerro del Cocón. Siguiendo el carril, éste rodea los Poyos de Monachil y baja hasta la misma central de Diéchar por un barranco bastante profundo. El carril es (o debe serlo, pues yo no lo he probado) un disfrute para los "mountain-bikeros", pero un coñazo para los "pisapraos"
. Así que yo siempre he sospechado que debe existir alguna vereda que baje desde el Collado de Ruquino al carril aprovechando las numerosas ramblas de arena blanca que convergen en la zona inferior del barranco y van a dar al carril y a la central de Diéchar.
Pues bien, en el mismísimo Collado de Ruquino se ve cómo nace una vereda justo en esa dirección, pero ni la conocía de antes, ni nadie me había hablado de ella, ni aparece en los mapas, ni se ve si continúa o en realidad se pierde a la vuelta de la esquina. Vamos, que es un misterio. Por eso pregunto aquí, pues imagino que alguien la habrá recorrido o al menos intentado.
Algo parecido ocurre con una vereda que baja del Collado de Matas Verdes hacia la zona del Cortijo de Diéchar. Ésa sí que aparece en los mapas, pero cuando la intenté hace dos o tres meses, me encontré que estaba absolutamente comida por la vegetación y el descenso fue un auténtico infierno. Nada recomendable. Si no la arreglan, lo mejor es borrarla de los mapas: por ahí no se puede bajar sin llevarse algún arañazo de las ramas y algún culetazo al destrepar arenales entre los pinos.