Este pasado fín de semana, estuve en el Veleta y pasé la noche en el refugio de la Carigüela. Muy bonito todo y quiero repetir, pero no os podeis imaginar la manada de gamberros que entraron ( y llegaron los últimos...) en el refu.
Se adueñaron por completo, con sus piolets y sus crampones encima (no sé pa qué iban tan técnicamente equipados, la verdad).
Primero me desaparece una vela, y después de preguntar si alguien ha visto mi velita azul, aparece por arte de magia al lado de mi mochila cuando volví a entrar más tarde al refu.
Por supuesto, entraban y salían gritando. Y los que estábamos allí nos resignamos a protestar. Sólo queríamos desacansar.
Se tiraron toda la noche protestando porque unos de ellos (menos mal que era uno de ellos...) no paraba de roncar. Y no hablaban en susurros, encima.
Y cuando se levantaron por la mañana, por supuesto nos levantaron a todos. Eran como un despertador multiplicado por 7 hablando en catalán. Hablando he dicho? Gritando, más bien.
Ocuparon toda la mesa y los demás no nos movimos del saco hasta que empezaron a preparar sus mochilas.
Yo soy igual de joven que ellos, y un matrimonio que había allí lo comentamos: no había ni pizca de educación.
Por cierto, que se dejaron unos calcetines usados encima de la mesa.
Cuando se marcharon, se despidieron hasta una próxima ( y en mi cabeza sonaba de fondo la música de "Psicosis"
Pero no todos somos iguales, verdad?