El viaje empieza en el Campo Base, el campo de tiro de la Rabassa, con el remonte circulando entre bosques de pinos ahora nevados. Cuando se llega al Pla de Conangle se deben atender a las instrucciones básicas. No se puede bajar fumando, no se pueden mover ni brazos ni manos, ni hacer fotos ni filmar. En el primer tramo y después de varias frenadas de prueba, el viajero empieza a tomar confianza con un trazado lleno de curvas, escasas subidas y la seguridad de que el trineo lleva un mecanismo de seguridad que actúa automáticamente cuando el trineo supera los 36 kilómetros por hora.
El descenso dura aproximadamente ocho minutos en los que hay tiempo suficiente para arrepentirse o para convencerse de que la experiencia hay que repetirla. Durante el descenso por el tobogán es habitual oír los gritos de otros usuarios, provocados por la impresión de la bajada, el miedo y la adrenalina que se genera. Lo cierto es que una vez superada la primera curva no queda otro remedio que aprender a frenar, con lo que el usuario puede llegar a dominar el artilugio con más o menos soltura. Cuando se han culminado los 3.600 metros de bajada unos pueden sentir alivio mientras otros quieren repetir de nuevo la experiencia.
No todo el mundo puede disfrutar del tobotronc. La nueva atracción no es apta para cardiacos y menores de 12 años. Además, para acceder a uno de los trineos se ha de estar en plenas condiciones físicas y mentales y llevar la ropa adecuada para poder soportar las condiciones climáticas adversas. Las revisiones del material y la infraestructura en su conjunto cumplen con las normas de calidad y seguridad de la Unión Europea.
Entre otras previsiones se espera que en el primer año de funcionamiento bajen por el tobotronc unas 100.000 personas. Un viaje costará 8,5 euros, precio para adulto, y 5,5 para mayores de 12 años, aunque se aplicarán precios especiales para júniors, séniors, familias y grupos.
El proyecto del gran tobogán está listo para su inmediata entrada en funcionamiento pero continúa contando con la oposición de los ecologistas andorranos y de muchos vecinos de Sant Julià que acudían al bosque de la Rabassa a coger setas. "Si hacemos una jornada de puertas abiertas -declaró Gerard Martínez- es para que se pueda comprobar que hemos actuado de forma escrupulosa en el respeto al medio ambiente. Hemos cumplido todas las indicaciones que nos ha hecho el Govern d´Andorra".
El tobotronc es la atracción estrella del parque Naturlandia, una oferta de turismo en la naturaleza practicable durante todo el año. En las montañas de la Rabassa hay más de 330 hectáreas entre los 1.600 y los 2.200 metros de altitud en los que se puede practicar todo tipo de actividades de montaña.
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