Diferente fue el caso de Eric Mousambani, aquel guineano que logró colarse en la piscina olímpica de Sidney 2000 pese a que hasta hacía unos meses antes, apenas sabía nadar, y se entrenó en la piscina de un hotel de su país. Hay que decir que el bueno de 'The Eel' (La Anguila, como se le bautizó) fue víctima de un Comité Olímpico ávido de meter más deportistas en los Juegos repartiendo fondos en países en desarrollo sin pararse a mirar como se usaba ese dinero.
Pero hay deportistas cuya participación está fuera de todo sentido y lógica, más que la de la propia superación personal o algún otro interés que solo ellos saben. Adrián Solano por ejemplo, se coló sin saber esquiar en los últimos Mundiales de esquí de fondo que se organizaron en Lahti. Hasta su llegada a Finlandia, este venezolano solo había entrenado por la carretera con unos esquís con ruedas que muchos fondistas usan en verano como complemento a sus entrenamientos de invierno. Fue bautizado como "El peor esquiador del mundo" después de que se cayera varias veces antes de que pudiese comenzar a avanzar algunos metros sobre la nieve.
En el grupo de este último caso podríamos colocar a Nguyen Thai Binh, un vietnamita que se plantó en los Juegos Asiáticos de Invierno de Sapporo en 2017 para participar en una prueba de Snowboard. Hasta entonces su único contacto con la tabla había sido los entrenamientos que había estado haciendo en una zona de dunas del sur de su país llamada Mui Ne. ¿Qué le llevó a participar en una modalidad deportiva a la que no tenía ningún tipo de posibilidad de acceder? Pues al parecer lo vio por la tele y le gustó.
Su participación en Sapporo (Japón) fue algo más que desastrosa. En cuanto pisó la nieve se dio cuenta que aquella superficie resbalaba mucho más que sus dunas de arena así que se cayó.
Ahora Binh ha vuelto a saltar a los medios porque esta buscando financiación para poder entrenarse y participar en los próximos Mundiales. Al parecer, tal com pasó con Moussambani, la Federación internacional buscaba ampliar el número de países que participan en estos Juegos Asiáticos, en general más bien escaso, y además quienes realmente dominan todas las disciplinas deportivas son China, Japón y Corea del Sur.
Así que se concedieron subvenciones para la compra de material y equipos en otros países donde tradicionalmente nadie se presentaba a estos Juegos. Es así como junto a Bihn, se presentó también un par de esquiadores vietnamitas que tampoco habían tenido contacto con la nieve. Aprendieron lanzándose con su material por laderas llenas de hojas de pino.
El dinero no dio para mucho más, así que cuando llegaron a Sapporo, apenas tenían ropa de abrigo y se congelaban si estaban demasiado tiempo en las pistas, así que su única oportunidad de entrenarse de verdad, se esfumó esperando en la cafetería de la estación de esquí, donde estaban calentitos.
Para colmo, Pham Tien Dat, un miembro del equipo de esquí, decidió salir para entrenar la modalidad de slálom, y se cayó dislocándose un hombro a los pocos metros. No pudo competir.
Pero ojo. No solo los deportistas que envió Vietnam no estaban preparados. Los propios periodistas del país iban mal abrigados, por lo que acabaron todos ellos enfermando y algunos incluso hospitalizados. Nadie retransmitió la valentía de sus deportistas en alguna de las televisiones vietnamitas.
Con todo, se logró la participación de ocho países en los Juegos Asiáticos de Invierno Sapporo 2017, el número más alto desde 1986. No obstante el director general del Consejo Olímpico de Asia, Husain Al Musallam, afirma estar contento con los resultados y espera que en la próxima edición de 2021 este número se incremente...