A falta de regulación, en los últimos meses, los fines de semana, han hecho su aparición los ‘gorrillas’, unos ‘aparcacoches’ muy particulares que a cambio de la “voluntad” ayudan a estacionar el coche.
El pasado domingo el párking del Puerto de Navacerrada se encontraba prácticamente completo, con entradas y salidas constantes de vehículos, de madrileños en su mayoría, que querían aprovechar un día inmejorable de otoño veraniego para disfrutar de uno de los parajes más bellos de la Sierra de Guadarrama, declarada Parque Nacional desde hace dos años. Dos hombres y una mujer, de mediana edad, ataviados con chalecos reflectantes, orientaban a los conductores que buscaban un aparcamiento en el Puerto, y al salir del coche les pedían “la voluntad” por el servicio prestado.
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