China espera una audiencia millonaria para sus Juegos de 2022

Puede conseguirlo, además, en un lapso de 14 años, cuando en la ciudad aún no se habrá borrado del todo la bandera olímpica de algunos carriles en sus autovías (los que se reservaron a los vehículos de atletas y prensa en 2008) o aún sobrevivirán en sus estadios decoraciones de aquella fiesta.

Pekín está convencida de que el sueño olímpico va a regresar, aunque en parte sea por falta de contendientes, y por ello este fin de semana invitó a la prensa a conocer sus instalaciones candidatas a acoger el esquí, situadas a 200 kilómetros, en un pequeño pueblo, Chongli, que confía en convertirse en un Chamonix chino. “Si el Comité Olímpico Internacional elige a Pekín, será una elección fiable y libre de riesgos”, garantiza Wang Hui, portavoz de la candidatura y quien hace una década ocupaba similar posición en el BOCOG, el Comité Organizador de Pekín 2008.

Los Juegos de 2008 y 2022 podrían tener caras parecidas, pero sí cambiaría el modelo de financiación, ya que la China de 2015 se ha vuelto más austera que la de hace siete años, debido a la llegada al poder en 2013 del presidente Xi Jinping, martillo de corruptos. El modelo que se propone para 2022 sería una original combinación de inversiones privadas con instalaciones públicas ya construidas, ya que firmas comerciales pondrían las instalaciones de esquí y las autoridades “prestarían” para las pruebas sobre hielo los estadios de 2008.

Por ejemplo, el célebre Cubo de Agua, que acogió la natación en las Olimpiadas de hace siete años, sería ahora la sede del curling, deporte que hace furor en China desde que el país ganó el Mundial femenino de 2009.

En cuanto a las instalaciones de esquí, una de ellas, a 100 kilómetros de Pekín, en Yanqing (sede del esquí alpino), aún está por hacer y es una incógnita, mientras que la de Chongli (para esquí nórdico y saltos) es propiedad del gigante turístico y de casinos malasio Genting.

Malasia es casualmente el país donde se anunciará la sede de los JJOO de 2022, pues la asamblea del COI donde se votará, el próximo 31 de julio, se celebrará en Kuala Lumpur. Pekín está confiada en ganar, pero hay algunos puntos oscuros en su candidatura que podrían pesar en que el COI diera la sorpresa y escogiera Almaty, ciudad que en 2011 acogió los Juegos Asiáticos de invierno.

Preocupa el contaminado aire de Pekín, pero también el hecho de que el norte de China es una zona de grandes sequías, y más aún en invierno, por lo que la falta de nieve podría ser grave. Actualmente hay que recurrir casi a diario a la nieve artificial, por lo que el paisaje de la estación es una surrealista mezcla de pistas blancas flanqueadas de laderas pedregosas en las que casi hay más molinos eólicos que árboles.

La candidatura asegura que nada de ello será problema, ya que la ciudad ha declarado la “guerra a la contaminación” (planea invertir 8.000 millones de dólares en los próximos cinco años para librarse del “smog”) y garantiza nieve, ya sea artificial o natural. Los esquiadores que cada fin de semana visitan el lugar, muchos de ellos nuevos ricos que desde hace una década han encontrado en ese deporte una manera de desconectar de Pekín, también se muestran confiados.

En todo caso, la gran baza de China para la candidatura, por encima del dinero, es la importancia que para el movimiento olímpico tendría llevar las Olimpiadas invernales a un país relativamente novato en ellas pero tan grande como el chino. El presidente Xi ya señaló recientemente que unos JJOO 2022 en China podrían hacer que 300 millones de ciudadanos del país vieran esos deportes o se interesaran en practicarlos.

Algo muy atractivo para las marcas deportivas y también para el COI, ante la caída de interés que los JJOO de Invierno sufren en Europa o Norteamérica, reflejada en el hecho de que ninguna ciudad de esas regiones haya aspirado a ser sede en 2022 después del gran dispendio que supusieron las Olimpiadas de Sochi 2014, las más caras de la historia.

De hecho, la retirada de la candidatura de Oslo 2022 a última hora obligará al COI a romper la regla no escrita de rotación de continentes, pues en 2018 los JJOO de Invierno serán en la ciudad surcoreana de Pyeongchang, tan asiática como Pekín y Almaty (y como Tokio, sede de las Olimpiadas veraniegas de 2020). Antonio Broto