El accidente tuvo lugar el 5 de enero de 2004. El joven, de 15 años y alumno residente del Colegio Internacional del Pirineo, estaba haciendo una bajada de entrenamiento de slalom gigante en la pista Costa Rodona, del Pas de la Casa con compañeros del centro. Según testigos oculares, durante la bajada el joven cometió un error, pero no paró y rectificó la trayectoria, sino que continuó. Finalmente colisionó contra una protección, un palo de madera revestido parcialmente por un colchón. En el juicio celebrado ayer en el Tribunal de Cortes se ha tratado de averiguar la responsabilidad del accidente, si las medidas de seguridad de la pista eran las correctas en el año 2004 y si el trazado diseñado por el entrenador de la escuela estaba bien pensado y respetaba las distancias de seguridad.
Los acusados de homicidio por imprudencia grave son el director de actividades y estancias de Grandvalira y el entrenador del joven. Ambos han defendido su trabajo señalando que la pista cumplía las medidas que marca la Federación Internacional de Esquí.
Entre los testigos que declararon ayer estaba el gerente de Grandvalira. Joan Viladomat ha asegurado que las medidas de seguridad que había en la pista estaban homologadas. Pero también ha explicado que tras el accidente y viendo que la llegada de los esquís carving cambiaba la manera de esquiar de los jóvenes competidores se decidió modificar las protecciones. Añadió que fueron medidas para evitar que un accidente de este tipo se volviera a repetir.
En el juicio también declararon otros miembros destacados del mundo del esquí, como el inspector de la FIS Lluís Vive y el delegado de la FIS en Andorra Antoni Crespo. En la calificación provisional, el fiscal tenía previsto pedir dos años de prisión condicional. La familia reclama 320.000 euros de indemnización que se destinarían a una fundación que permite seguir compitiendo a jóvenes con pocos recursos.
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