Ganó el austriaco Helmuth Lantschner, quien se convirtió por tanto en el primer corredor de la historia en ganar un Gigante, que además ni siquiera había entrenado, porque hasta unas horas antes esa disciplina ni existía. Para llegar abajo invirtió 2 minutos y 31 segundos.
Tanto los corredores como la FISI quedaron encantados con la nueva fórmula. Tanto, que esta federación italiana decidió no esperar más, y para los Campeonatos Nacionales de Italia que se celebraban el 12 de Febrero de ese mismo año en la localidad de Cortina, decidió introducir esta nueva disciplina. Se preparó un trazado en la pista Tofana, esta vez con 900 metros de vertical, y por tanto solo una manga, siendo el comisario una vez mas Gianni Albertini. Participaron 26 corredores masculinos primero, y luego seis mujeres. Los ganadores fueron Giacinto Sertorelli con 6 minutos y medio, y Paula Wiesinger, que invirtió la friolera de 8:19.8. Hoy en día un corredor no aguantaría mas de 3 minutos en una carrera de alta competición!
También la FIS quiso introducir esa nueva disciplina. Como todavía no se había inventado la Copa del Mundo, el primer lugar internacional donde apareció fue en los Mundiales de Aspen de 1950 bajo la misma fórmula de una sola manga. La medalla de oro fue para el italiano Zeno Coló, que también ganó el Descenso y se llevó la plata en el slálom. A partir de 1966, con el nacimiento de la Copa del Mundo en Portillo (Chile), se pasó a disputar dos mangas por Gigante en el caso de la categoría masculina, mientras que en la femenina continuaron con una. Cuatro años más tarde, a partir de Val Gardena, ellas también pasaron a correr dos mangas en la Copa del Mundo. Sólo los 30 mejores de la 1ª manga pueden disputar la 2ª manga y la clasificación final se realiza mediante la suma de sus 2 tiempos parciales.
Hoy el Slalom Gigante es considerado como la especialidad básica del esquí alpino; aquella a través de la cual aprenden los más jóvenes ya que favorece la técnica.