Cetursa reduce su deuda un 40%

Cetursa no es una empresa pública al uso. De hecho, pese a estar participada en casi un cien por cien por entidades públicas (la Junta de Andalucía, principalmente, pero también la Diputación o ayuntamientos como el de Granada, Monachil o Güéjar Sierra), la compañía que gestiona la estación de esquí de Sierra Nevada funciona precisamente como eso, como una compañía privada. El apellido de Sociedad Anónima no es gratuito. En la última década, la empresa, como cualquier otra, cuenta únicamente con su facturación y el endeudamiento bancario para salir adelante, ya que desde el año 2003 no ha recibido ni una sola aportación de capital público -mediante operaciones de ampliación de capital- por parte de sus accionistas.

Al cierre de junio de 2014, según informan fuentes de Cetursa, la empresa que gestiona la estación de esquí granadina tenía una deuda a largo plazo de 16 millones de euros. Esta cifra deriva de las operaciones de endeudamiento bancario que ha iniciado la estación para asegurar su funcionamiento y para acometer las inversiones necesarias "para ser competitiva". Pero lo más llamativo, más allá de la cifra pura y dura, que no deja de ser elevada, es la evolución que ha experimentado en los últimos años.

Porque en la temporada 2010-2011, cuando comenzaron a ejecutarse las inversiones necesarias para la celebración de la Universiada, la deuda de la empresa ascendía a 26 millones de euros. Es decir, que en tres temporadas la compañía ha generado recursos propios suficientes como para recortar en 10 millones de euros, casi un 40%, su dependencia económica con los bancos.

Además de esta deuda a largo plazo, hay otro nivel de endeudamiento a corto, una especie de "deuda temporal" que se contrae y liquida cada temporada. Puesto que los ingresos de Cetursa a través de la venta de forfait están concentrados en apenas cinco meses, la empresa necesita recurrir a créditos a corto plazo -lo que correspondería al circulante negativo- para funcionar. Sin embargo, esa deuda, según indicaron fuentes de Cetursa, queda saldada a mitad del invierno, en el momento en el que la empresa comienza a generar ingresos.

El estado financiero de la empresa que gestiona Sierra Nevada ha mejorado sensiblemente en los últimos años. La consejera delegada de la compañía, María José López, aseguró al cierre de la última temporada que la facturación anual, que había alcanzado los 28 millones de euros, había permitido alcanzar una generación de fondos propios de 5 millones, dándole un nuevo 'bocado' a la deuda hasta dejarla en los 16 millones actuales. Esta evolución se ha producido en el contexto de un amplio programa de inversiones, que ha llevado a la compañía a inyectar desde 2009 un total de 44 millones de euros, con cargo a la facturación de la empresa, para la puesta en marcha de infraestructuras como la Pista Universiada, el 'half-pipe' o el telecabina Emilio Reyes.

Fuentes de Cetursa aseguran que una prueba de la solvencia financiera de la empresa es el hecho de que ningún banco haya puesto problema en los últimos años para colaborar con la compañía, ni siquiera Las cuentas de la compañía están sometidas a un férreo control y son auditadas cada año por la firma Ernst&Young. Precisamente en su último informe, referente a las cuentas a fecha de 30 de junio de 2013, la auditoría fijaba un circulante negativo (deuda a corto plazo) de casi 11,2 millones de euros y unas pérdidas de 5,6 millones, lo que llevó a la firma a hablar en un primer momento de "incertidumbre" respecto a la continuidad de las operaciones de la sociedad. En un informe aclaratorio posterior, la consultoría Ernst&Young apuntaba que las medidas adoptadas por Cetursa (entre ellas, la obtención de recursos mediante la suscripción de préstamos y pólizas de crédito con entidades bancarias), habían tenido "un impacto positivo sobre la situación financiera", lo que garantizada la viabilidad de la sociedad.

Fuentes de Cetursa aclaran que el resultado negativo que la compañía tuvo esa temporada y que queda recogido en el informe de Ernst&Young se debió en buena medida a la imputación de los 2,5 millones de la provisión para la liquidación de la sociedad Promonevada, mientras que los 11 millones de euros de circulante negativo (derivados de las inversiones y los gastos de explotación) ya habían sido abonados un año después, al tratarse de las pólizas de crédito a corto plazo que se disponen en verano y se pagan en cuanto la empresa comienza a recibir ingresos.