Es la segunda ocasión en esta década que Grandvalira acoge una prueba de Copa del Mundo, aunque en esa edición las carreras se organizaron en la pista Avet. Para poder cambiar de escenario, l'Aliga tuvo que sr rectificada y mejorada. Con una longitud de 2,9 kilómetros, 50 metros de ancho y un desnivel de 751 metros, la superficie se ha adaptado a las exigencias de los técnicos de la FIS y resulta un trazado marcado por los cambios de rasante, muros y planos. Aun así, esta pista se abre por entero en la temporada de esquí para que aquel esquiador con buen nivel, pueda revivir las sensaciones de lanzarse por una pista de Copa del Mundo.
Durante estos dos años de mejoras, además se han instalado 47 cañones para segurar la nieve, pero también se quiere ayudar al mantenimiento de la superficie. Una de estas actuaciones es la que la semana pasada se realizó en helicóptero. Una hidrosiembra que ayudará a evitar la erosión del terreno antes que llegue el invierno, y la hierba permitirá que la nieve se mantenga mejor.