Si Bob Smith, inventor de la máscara de esquí a mediados de los '60, levantara la cabeza, no acabaría de creerse en que ha derivado aquellas rudimentarias gafas con protecciones que patentó en 1965. Leer mensajes de texto, saber a que altitud vas, el desnivel acumulado y hasta saber quien te está llamando, además de poder contactar con otros amigos y escuchar música, son situaciones que se puede hacer ya, sin necesidad de llevar aparatos extra, y lo más importante, sin tener que quitarse la máscara en ningún momento.
El mercado de las máscaras inteligentes es todavía incipiente, y nadie se atreve a decir cual será su futuro. Si finalmente todas las marcas tendrán algún modelo en su catálogo, o si pasará al olvido como un gadget mas de los que van saliendo a lo largo de la historia.
Dignos de cualquier James Bond que se precie, estas máscaras de gran tamaño llevan incorporado un proyector en la parte inferior derecha del marco de la pantalla. Están equipadas con un sistema inalámbrico (Bluetooth), Wi-Fi y GPS integrado (ubicación). Los sensores no sólo miden la altitud, desnivel acumulado y altitud, sino que también calcula la distancia recorrida durante la jornada, marca la temperatura, la velocidad o incluso se puede ver la altura del salto de un esquiador.
Los datos se pueden ir viendo en pantalla a medida que esquías, y pese a lo que pudiese parecer, excepto en un primer momento, la vista acaba adaptándose sin molestar los datos que salen en pantalla. Luego una vez en casa, todos esas cifras pueden descargarse en el ordenador para compararse con otras jornadas e incluso con amigos y analizar tu jornada de esquí.
El gran qué de esta máscara es su precio. Ronda los 650 euros, y esto definitivamente puede echar para atrás a muchos compradores, ya que por ese dinero te puedes comprar una buena tabla o esquís. Y no es que sea un precio inflado, ya que el módulo con el software que permite mostrar todos esos datos, acumularlos y luego volcarlos en el ordenador está fabricado por la empresa canadiense Recon, que cobra por cada unidad 400 dólares. Marcas como Oakley ya la tiene en catálogo desde la temporada pasada, aunque no se han filtrado las ventas, pero sus responsables reconocen que el precio no variará mucho mas en los próximos años.
De todas maneras si se espera que la tecnología vaya cambiando y se presenten nuevas novedades que animen a los mas geeks a hacerse con una de ellas. Por ejemplo una ampliación de la duración de la batería, actualmente de seis horas, o la disminución de su peso. Otro de los puntos a favor es la posible popularización de las Smart Glass, gafas inteligentes que algunas empresas como Google, Sony o Samsung están desarrollando actualmente.
