Perdió el control de sus esquís, se golpeó con una puerta, cayó pendiente abajo hasta que su cuerpo, inerte, se detuvo contra la red de protección. En sus primeros Juegos Paralímpicos ha conquistado la plata en supergigante.
Hace seis años,
la grave caída del esquiador Matthias Lanzinger cuando disputaba el supergigante en la estación noruega de Kvitfjell, puntuable para la Copa del Mundo, dio la vuelta al mundo. El austriaco perdió el control de sus esquís, se golpeó con una puerta, cayó pendiente abajo hasta que su cuerpo, inerte, se detuvo contra la red de protección.
Los servicios de rescate tardaron media hora en llevarle a la meta y de allí le trasladaron a una localidad cercana en un helicóptero turístico, no equipado para emergencias. Las medidas de seguridad de la estación quedaron en evidencia. En un primer examen médico se le diagnosticó una triple fractura en la pierna izquierda. Una vez en el quirófano comprobaron que la circulación sanguínea era insuficiente y
decidieron amputarla.
“No recuerdo nada del accidente. Soy consciente hasta la última puerta pero tras la caída, nada, y creo que es mejor así”, reconocía el propio Lanzinger, que entonces tenía 27 años, había sido campeón junior en su país y había conseguido un podio en la Copa del Mundo de 2005 en supergigante.
No quería saber nada del deporte
Tras la amputación, empezó a trabajar en el departamento de marketing de una empresa relacionada con el mundo del esquí pero no se planteó regresar a las pistas. "
No quería volver al deporte", confiesa. Pero con el tiempo, su punto de vista fue cambiando.
"Empecé a pensar en cómo me sentiría dentro de 30 ó 40 años si no intentaba al menos competir de nuevo”. No sabía si se adaptaría a esquiar con prótesis o si sería capaz de cambiar de técnica, pero después de la primera carrera, volvió el gusanillo y, en 2011, decidió volver a competir.
Plata en Sochi...¡en supergigante!
El año pasado se proclamó campeón del mundo en supercombinada, subcampeón en supergigante y bronce en descenso. Su sueño era poder estar en los Juegos Paralímpicos de Sochi y ayer, en las pistas de Rosa Khutor, ganaba la medalla de plata en la prueba de supergigante, en aquella en la que hace seis años le cambió la vida, a pesar de que no se encontró cómodo durante la prueba,
"Teniendo en cuenta las condiciones de la nieve, hice una buena carrera. Tuve pequeños problemas porque al estar blanda mi prótesis no se adhería bien y me costaba mantenerme en pie sobre los esquís. Estoy muy feliz"
El sueño de volver a Austria con una medalla ya está cumplido aunque aún puede aumentar su palmarés porque también va a competir en eslalon gigante, el supergigante y la supercombinada.