Este snowboarder de 21 años era un prometedor deportista sobre su tabla, con miras a participar en los Juegos Olímpicos de Sochi. Formaba parte del equipo de Snowboardcross del Reino Unido desde los 15 años y fue campeón infantil nacional de la especialidad en 2008 y campeón junior británico en 2009, 2010 y 2011. Tras un terrible accidente, sus sueños olímpicos se esfumaron cuando los médicos le dijeron que tenía un hernia de disco que le impediría correr de nuevo en la alta competición.
Sin embargo tras unos meses de recuperación en su casa, llegó a la determinación que si bien no podía mantener un ritmo alto y constante de entrenamientos para participar en competiciones internacionales, sí podía prepararse para batir records de velocidad sobre su tabla de snowboard.
En Abril del año pasado Jamie batió el record británico de velocidad en snowboard. Si bien era algo relativamente sencillo dado que hasta la fecha ni un inglés se había propuesto nunca registrar esa marca, logró alcanzar los 151,60km/h en la pista de Verbier. La única cifra de referencia es la que el australiano Darren Powell logró unos meses antes, cuando alcanzó los 201,90km/h. Podría parecer que el británico está a años luz de Powell, pero hay que destacar que éste lo logró con una tabla modificada para poder poner los pies prácticamente uno al lado del otro y tener su cuerpo mirando hacia adelante. El británico logró su marca con la posición tradicional de los pies en una tabla, es decir, uno al lado del otro y el cuerpo de lado.
No contento con eso, poco después, en Julio del mismo año se lanzó (nunca mejor dicho) a por el record de velocidad sobre una tabla de snowboard en una pista cubierta. Para ello se fué hasta el Landgraaf SnowWorld de Holanda, y allí alcanzó los 69,4km/h. Para conseguirlo tuvo que apurar tanto en la pista de apenas 500metros, que casi se golpea fuertemente con la pared del final de la rampa con el objetivo de lograr el máximo espacio.
Ahora quiere batir el record de velocidad... como sea. Para eso este mismo mes de enero se trasladará hasta el lago helado de Saint Moritz, donde mediante unos propulsores eléctricos instalados en una tabla de snowboard, se lanzará como un poseso a por los 250km/h. No es un valiente ni un loco, por eso no duda en reconocer que ir a esas velocidades le aterra, pero que eso es positivo, ya que con estas cosas si no se tiene respeto, es cuando llegan las lesiones mas importantes.
Y ya casi sin haber comenzado este nuevo reto, ya piensa en el siguiente. Quiere atarse con su tabla de snowboard a un avión a punto de despegar, y en el momento que se eleve, soltarse. Dice que es posible, y que por eso le da vueltas a la cabeza en los detalles técnicos y financiación para lograrlo. No tiene idea de la velocidad que puede alcanzar, pero afirma que los propulsores de los motores del avión son capaces de lanzar chorros de viento a mas de 400km/h.
De momento para lograr financiación, trabaja para la cadena Sky británica con quien graba una serie de programas mientras visita escuelas explicando sus vivencias en la búsqueda de nuevos retos.
Puedes seguir sus hazañas a través de su cuenta de Twitter: https://twitter.com/JamieBarrow_GB