La estación acogía ayer una especie de jornada verde para eliminar cualquier resto de desecho que durante el invierno, con el paso de miles de esquiadores ya consecuencia de los vientos, se ha ido esparciendo por la montaña hasta escolar en los rincones más inesperados. Entre 40 y 50 trabajadores, la totalidad de la plantilla (desde pisteros hasta cañoneros y miembros de otros departamentos) se implicaron en la redada general contra la suciedad y el resultado era ya a media mañana bien visible: los contenedores con los residuos que se fueron recogiendo, ya separados por tipos porque ahorra notablemente el gasto de la recogida selectiva, estaban bastante llenos. "Ya se hizo un trabajo considerable de recogida el Día del medio ambiente y hoy [ayer] seguimos", explicaba el jefe de máquinas y mantenimiento de pistas en verano, Sebastián Plaza. Después de la recolecta, señaló, se esperaba haber acumulado entre 8 y 10 metros cúbicos de basura. Pero por temporada los residuos que se generan en la estación son bastante más. Unos 300, tal y como concretó Víctor Torres, el jefe de sistemas integrados de gestión del departamento de calidad y medio ambiente.
¿Y qué se puede encontrar en una estación una vez se ha fundido la nieve? Pues un poco de todo. "Hay muchos bastones de esquí rotos, botellas de plástico, latas, colillas, trozos de madera, papel de aluminio ... incluso alguna moneda", comentaron los responsables. Con todo, coincidieron, en los últimos años se ha notado una mejora y se recoge menos basura porque el esquiador es más respetuoso con el entorno, seguramente fruto de las campañas de sensibilización del cambio de la mentalidad colectiva. "De latas, por ejemplo, encontramos muchas menos, pero en cambio de botellas de plástico en persistiendo porque quizá a la gente les cuesta menos tirarlas al suelo", señaló Torres.
Aparte de los restos que generan los usuarios de la estación de esquí, las pistas también acumulan residuos a mayor escala. Por ejemplo, trozos de chapa de telesillas que en algún golpe de viento de aquellos que lo llevan todo se han desprendido de parte de algún telesilla. O electrodomésticos que ya jubilan los restaurantes. O sillas de aluminio que ya han pasado a mejor vida.
Con todo, los miembros de la plantilla de Grandvalira-Ensisa no serán los únicos que se arremanga para asegurar un buen estado de la montaña. Los niños del esquí club también contribuirá a la causa, con una jornada de limpieza centrada en aquellas pistas de competición que utilizan durante la temporada. "Ellos también se implican en la vida de la estación y es una manera de difundir los buenos hábitos de respeto al medio ambiente", dijo Torres. Y, por último, los últimos que harán la redada, pero a su ritmo y con otras otras armas, serán los animales de ganado. El día 24 sube toda la vacada a pasar las vacaciones, de pasto a las pistas.
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