Spanair ya no sería el proyecto ilusionante y de futuro que había sido tiempo atrás. De hecho, Tarré ya había dado prácticamente el sí el pasado septiembre, pero la manera como se acabaron llevando las conversaciones, y el hecho de que su inminente fichaje por Grandvalira trascendiera antes de que hubiera comunicado la decisión de dejar la compañía en Spanair, le habría llevado a dar marcha atrás.
Tarré era muy bien vista por todos los componentes que deben tomar parte en la toma de decisiones de Grandvalira. Una vez se descartó Betim Budzaku porque finalmente se decantó por la propuesta de Andorra Turisme, la directora comercial de Spanair, que continúa actualmente dentro del pequeño núcleo duro que gestiona la ahora reducida compañía, pasó a ser el principal baluarte. Cuando finalmente Tarré descartó la propuesta, el resto de candidatos de una lista que la empresa de selección de talentos había puesto sobre la mesa no acabaron de convencer. Y el proceso se detuvo.
El cambio en las corporaciones parroquiales que forman parte del accionariado de Ensisa y Saetde, y la necesidad de potenciar la vertiente comercial de Grandvalira han relanzado la búsqueda de una persona que coordine la promoción del dominio. La persona que se incorpore no jugará el mismo papel que José Blanco, el anterior director general. Una comisión ejecutiva con Joan Viladomat y Conrad Blanch como cabezas visibles ha ido desarrollando las tareas de coordinación y planificación general los últimos meses.
Si finalmente se concreta el fichaje de Tarré, esta mujer de 40 años y formada en Esade podría no ser la única en incorporarse al entorno de Grandvalira. Saetde, el socio encampadà, también estaría buscando un ejecutivo para reforzar, probablemente, la dirección de operaciones que ocupa Verónica Canales.