Procedentes de Valladolid, José, Rodrigo y la madre del pequeño pasaban las vacaciones del puente de la Constitución en Saas Fee y en la mañana del miércoles el pequeño subió a las pistas en una de las cabinas con una monitora para un curso de dos horas y media. "No quise acompañarles, porque si iba con ellos el niño querría estar conmigo todo el rato y no se soltaría tanto", recuerda José, que decidió subir en la siguiente cabina un cuarto de hora después.
Según su relato, cuando él subió, en torno a las 10.20 de la mañana, ya vio que se había producido la avalancha, pero no le dio importancia, pensando que habría ocurrido durante la noche.
A las 12.30, y a la vista de que no aparecían, llamé a mi mujer para preguntarle si los había visto y fue cuando ella me dijo que le habían informado de que se había producido una avalancha.
A la una de la tarde me dijeron que bajara, que la policía quería hablar conmigo, pero yo decidí subir y cuando llegue arriba me encontré con que el personal de la estación no me dejaba salir.
Serían en torno a las 13.15, y en ese momento me preguntaron por el nombre mi hijo, que llevaba su nombre escrito en el casco. Cuando les contesté me dijeron que estaban tratando de devolverlo a la vida. Yo les pregunté directamente si estaba vivo o muerto y, tras dudarlo unos momentos, me dijeron que estaba vivo.
José considera que hay una negligencia doble, porque no se actuó de inmediato en una zona que había registrado una avalancha y sobre la que él y otros esquiadores pasaron después con normalidad, y porque la alerta de avalancha no se activó oficialmente hasta las 11.45, es decir, más de una hora después de que ocurriera, según sus cálculos. El padre del menor fallecido estima que su hijo estuvo sepultado bajo la nieve entre una hora y media y dos horas, y no durante media hora, como dicen los responsables de la estación, ni durante 45 minutos, como asegura la policía del cantón de Valais.
Mi hijo llegó a Lausana con una temperatura corporal de 14 grados y estuvo siete horas con el corazón parado. Los médicos consiguieron subir lentamente la temperatura hasta los 32 grados y en ese momento el corazón volvió a latir.
En ese momento me advirtieron de que su situación era crítica, que se podían producir hemorragias internas, pero que había que esperar que pasara la noche para poder hablar de estabilización y luego considerar el grado de las lesiones cerebrales sufridas.
Pero lamentablemente, no pudo ser, pese a que en el hospital hicieron todo lo posible por salvarle. Estamos preparando los papeles para regresar mañana mismo a casa. Vinimos de vacaciones y nos volvemos a España con nuestro hijo en un ataúd".
La agencia local de noticias ATS indicó que la avalancha pudo estar relacionada con las condiciones meteorológicas, ya que la nieve caída en los últimos días reposa sobre una capa anterior de escaso espesor, lo que produce una gran inestabilidad.