Ocho de setiembre de 2002. Desde una cota inferior, uno de los dos sherpas con los que alcanzó la cumbre lo observa a través de un potente teleobjetivo.
La bajada no va bien. El joven francés ha tomado un itinerario equivocado. Al abocar una canal hacia el corredor
Hornbein (casi tres kilómetros de descenso y una inclinación de más de 45 grados) se ha escorado en exceso hacia la derecha. A
8.500 metros de altitud, el deportista de Chamonix y su tabla desaparecen para siempre, devorados por la montaña más alta del mundo.
Marco Siffredi tenía 23 años y trataba de repetir la hazaña que un año y medio antes le había convertido en el
primer ser humano que descendía el Everest (8.848 metros de altitud) haciendo
snowboard.
La
XXXI Semana Internacional de Montaña de Gijón-Memorial Julio Bousoño rindió anoche tributo a
Siffredi con la proyección en el teatro Jovellanos de la película
'Marco, étoile filante' ('Marco, estrella fugaz'), del director Bertrand Delapierre, que a lo largo de una hora y media de imágenes espectaculares sigue la estela de este practicante del esquí extremo.
A la sombra de los Alpes
| | Descenso de Snowboard de Marco Siffredi |
La vida
Marco Siffredi (1979-2002) se vio marcada desde sus orígenes por la huella de las montañas de los Alpes, donde se crió. Una avalancha acabó con la vida de su hermano cuando Marco tenía sólo dos años, pero ello no alejó su mirada de las cumbres a medida que iba creciendo. Se inició en el snowboard con 18 años y en el valle de
Chamonix culminó sus primeros descensos en tabla y alcanzó reconocimiento mundial cuando tomó como escenario de sus nuevos desafíos los Andes y el Himalaya, a los que viajaba sin patrocinio, con el dinero que ahorraba trabajando en el camping que gestionaba en Francia su familia en los meses de verano.
Descendió en snowboard el
Cho-Oyu (8.201 metros) con
Bertrand Delapierre y el Shisha Pangma (8.027 metros). En la primavera de 2001, dos días después de cumplir
22 años, bajó el Everest (en los tramos esquiables) por la cara Norte. El techo del mundo había sido descendido dos veces por esquiadores, pero nadie hasta entonces había conseguido hacerlo 'surfeando' sobre una tabla. En aquella ocasión, no obstante, se había encontrado un
Everest demasiado seco, por lo que en setiembre del año siguiente, con la montaña cargada de nieve, trató de repetir el descenso en condiciones más cómodas. Sin embargo, la montaña atrapó al jinete de las olas de nieve.