La manopla, ese gran invento para esquiar que carece prácticamente de desteridad y, por tanto, nos limita enormemente a la hora de tener que utilizar los dedos. Y entonces, ¿por qué existen?
Pues existen porque tienen una ventaja -solo una- sobre los guantes: abrigan más. Sí, a igualdad de elemento aislante, unos guantes siempre tendrán más superficie y, por tanto, provocarán más intercambio de calor con el ambiente. Hasta aquí, todo perfecto... si vives en Colorado y esquías todos los días a temperaturas polares. Desgraciadamente, en nuestras latitudes practicamos un esquí semi tropical y la gran mayoría de días con unos buenos guantes podrás esquiar sin pasar frío y sin el inconveniente de no poder tener dedos.
Lo reconozco, tengo guantes, manoplas, semi manoplas (las de tres dedos), cubre guantes,... Este tema es una de mis debilidades pero solo utilizo unas manoplas. Son unas muy gruesas, para esos días realmente fríos en los que sí puedo sacar provecho a la incomodidad que suponen. Para todo lo demás, o guantes o semi guantes, de manera que siempre puedas tener la posibilidad de coger algo con los dedos. Y manoplas finas ya es el mayor sinsentido.
Ah, y sean manoplas o guantes, si puede ser, de piel. ¡No hay color!