Llevamos un par de años un poco alborotados. Yo no sé vosotros, pero a mí todo esto me está afectando a la hora de afrontar los momentos que vivimos.
En condiciones normales, a estas alturas, tendría que estar ya contando días y pensando en revisar el material y todo lo demás. Pero me cuesta más que de costumbre.
Imagino que el hecho de que la pandemia nos haya hecho vivir cada momento como único, sin saber qué podremos hacer mañana, hace que el enfoque sea algo distinto. Y no sé, tengo un ojo puesto en el invierno pero el resto intentando disfrutar todo lo que queda de este verano, que por suerte, ha sido algo más normal que el pasado.
Dicho esto, esta noche ha habido tormenta de las buenas. Y ahí sí que ya no he podido. Porque con las primeras tormentas y con temperaturas que empiezan a dejar vislumbrar que el final del verano está ya cerca, las neuronas empiezan a alborotarse. Y eso siempre es bueno, porque quiere decir que la próxima temporada está algo más cerca. Concretamente, a 100 días más o menos. Y con algo de suerte o si esquías en Masella, seguramente serán algunos menos.
Hora de empezar a pensar un poco en lo que se acerca. Queda tiempo, es un buen momento.
¡Buen inicio de pretemporada a todos!