Oiga doctor, hace unos meses parecía que no podía vivir sin esquiar y ahora diría que dedico mucho menos espacio de mi mente a la nieve. ¿Es grave? ¿Me está pasando algo? ¿Volverá el gusanillo?
No sé si soy el único dentro de los que nos consideramos buenos aficionados al que le pasa esto, pero la verdad es que me sorprende un poco, por lo que me pregunto si soy un mal aficionado o si por el contrario es normal y somos varios los que en verano nos olvidamos un poco del esquí, al menos a nivel de practicarlo. En mi caso, simplemente aparecen otras cosas y aunque no desconecto del tema, no siento necesidad de coger e irme a un glaciar a calmar esas ansias que aparecerán con total seguridad durante el mes de septiembre.
Pensándolo bien, parece una buena adaptación al medio, ya que si no podemos esquiar, lo mejor es que no apetezca demasiado :-)