Dejando de lado temas de satisfacción personal y demás que puede producir dominar una disciplina, en muchos deportes es más fácil disfrutar cuando tienes un nivel no muy alto. Y suele ser así porque es más fácil quedarte satisfecho. Necesitas menos tiempo, instalaciones más sencillas, hay más compañeros de tu nivel, etc. Sólo hace falta ver, por ejemplo, la diferencia de tiempo que necesita en un entreno un corredor más o menos experimentado con respecto a uno que empieza, para sentirse bien.
Y el esquí no es excepción, pero en nuestras latitudes se añade un problema, que no es otro que la escasez de nieve de algunos años.
Cuando uno sabe poco, siempre tiene pistas de una estación, aunque sea con nieve producida, que le aportarán mucha diversión. Pero a medida que uno va aprendiendo quiere más y necesita cada vez retos más complicados para sentir lo mismo que cuando estaba empezando. Vamos, que al principio cualquier cosa está bien y poco a poco buscamos otros desafíos. Y cuando traspasas la frontera del freeride ya estás perdido, porque hay zonas de nuestras montañas donde se tienen que alinear los astros para que puedas pillar un día de paquete. Y de hecho, conozco a unos cuantos que tenían un muy buen nivel y lo han ido dejando porque algunos años "pagar para esquiar esto...". En fin, es una pena, pero también es una realidad. Por suerte, este año no.
Lo que ocurre es que, a pesar de que parece evidente la afirmacion de que lo tienen más fácil los que saben poco para pasarlo bien, nadie quiere volver atrás. Y ahí es donde pienso que hay unas cuantas facetas de nuestro deporte que sólo las puedes exprimir al máximo cuando tienes un cierto dominio. Porque sí, son muy pocos dìas de powder, pero cuando pillas uno..... Por no hablar de la sensación de velocidad controlada por una pista con cierta pendiente, la de pasar palos o la de seguir las evoluciones de los más peques de la casa i aguantarles el ritmo a medida que crecen.
Así que aunque cueste un poco más pasarlo bien cuando las condiciones son malas, seguiré intentando progresar para esos días con buenas condiciones. No es mala idea intentar hacer cosas distintas los días que las condiciones no dan para más: esquiar con un esquí, girar con los apoyos cambiados, marcha atrás,... Todos estos ejercicios pueden ser suficientemente difíciles en pistas medias y nos permitirán mejorar nuestro nivel. Y siempre está el que decide cambiar de disciplina en los días "malos": si eres esquiador, probar snowboard o telemark pueden abrirte nuevos horizontes. O pasar palos, que con una pista basta,...
En resumen, que con la actitud adecuada, si nos lo proponemos no hay día malo.