Rogue One...emoción y alegría. ¡Por fin se impone el sentido común!

Rogue One...emoción y alegría. ¡Por fin se impone el sentido común!
Para empezar diré que Rogue One tiene escenas donde aparece nieve, no mucha, pero aparece…y el androide del filme (C3PO en versión guerrillera y reprogramada) se llama K-2. Esto va dedicado a Ivan Medina de nevasport y a José Manuel Velázquez-Gaztelu Pérez de Desnivel.
Es importante mencionar que es una película que DEBE verse y escucharse en un cine con Dolby Atmos (lo del 4K ayuda, pero no es tan necesario como el sonido) y en este caso, el Phenomena de Barcelona es impresionante. Ya experimenté una sensación parecida con Mad Max Fury Road y ahora dicha sensación se ha vuelto a repetir. Si la película la podeis ver por la mañana con campana incluida de vuestros hijos (que malos padres somos)…guiño todavía mejor.

 

Dicho esto, procedo a compartir con ustedes las sensaciones-emociones que me ha producido el visionado de Rogue One, un filme que dura dos horas y trece minutos, donde la acción, el drama, el humor y el realismo, se convierten en co-protagonistas, no en los protagonistas…algo que hoy en día el cine no acaba de entender. 

Tras sufrir varios retoques y tener que rodar escenas añadidas porque a los señores de Disney no les acababa de gustar el montaje final, la película de Gareth Edwards no solo ha logrado sorprenderme, sino que me ha emocionado, me ha entretenido y me ha demostrado que J.J Abrams, por mucho Star Trek y Super 8…por fin ha recibido una lección de humildad y de cómo debe acabar una película.

Gareth Edwards es un director muy carismático y agradable, de 41 años que tras una labor encomiable en el campo de los efectos visuales, se pasó a la dirección de largometrajes con Monsters, que no estaba nada mal. En Monsters nos mostraba el drama que viven varios personajes entre los EEUU y México seis años después de una invasión extraterrestre, una propuesta visualmente interesante, que pasó sin pena ni gloria. Luego vendría Godzilla, infumable para el que suscribe y tras un periodo de reflexión, la madurez fílmica le ha llegado con Rogue One, su gran homenaje personal al fan, al seguidor de Star Wars…pero ojo, al fan y al seguidor adulto, pues estamos hablando de un filme que deja a la altura del betún los despropósitos dirigidos por George Lucas entre 1999 y 2005 (Lucas, gran visionario y productor, pero un tanto mediocre como director). 

El CARISMA y la QUÍMICA entre personajes es indispensable a la hora de rodar películas corales, y si te falla el casting George, lo cambias. Y menos video-juegos y mas maquetas, que la gente quiere TOCAR para CREER.

 

No digo que los niños no se lo pasarán bien viendo la película, pero el enfoque de la historia, el look, los efectos y los personajes, resultarán mucho mas familiares al público adulto que no al juvenil o infantil, siendo una de las grandes bazas del filme: la honestidad para con el espectador. Y digo honestidad porque en esta película se cumplen los requisitos fundamentales para que una película de acción y de ciencia-ficción funcione que son tres: personajes carismáticos bien definidos, ritmo moderado en crescendo, efectos necesarios pero no apabullantes. 

A diferencia del irregular Episodio VII, que me dejé un sabor amargo, en esta ocasión y siendo una tragedia griega en toda regla...la película logra emocionar y transmitir sensaciones que J.J Abrams no logró con su Episodio VII. 

Dejando a un lado a Harrison Ford, en Rogue One los personajes tienen carisma, tienen vida, son interesantes y el espectador termina cogiéndoles cariño. Y es en ese cariño donde reside la magia del filme. Felicity Jones (Jyn Erso)está sensacional como hija del constructor de la Estrella de la Muerte, un Matts Mikelsen (Galen Erso) en estado de gracia (como siempre). 

 

El villano Le Xifre de Casino Royale o el protagonista de La Caza (magistral) son dos personajes que encumbraron a este magnífico actor danés hasta lo mas alto; y ahora, el universo Star Wars se beneficia de su imagen y su poder ante la cámara. Forest Whitaker (Saw Gerrera) cumple a la perfección con su cometido, pero quien se convierte en el cabronazo nº1 de la función es Ben Mendelsohn, que logra eclipsar al pobre Kylo Ren.

En este caso el director/supervisor de la construcción de la Estrella de la Muerte (Orson Krennic) nos demuestra que el villano, tiene que ser muy cabrón, desde el principio hasta el final, sin sentimentalismos, ni caras raras, ni sobreactuaciones. Hay que saber dirigir a los actores, y Edwards lo logra con buena nota. Krennic está interpretado por el actor australiano Ben Mendelsohn, bordando el papel.

 

 

Diego Luna (Cassian Andor) responde al anti-heroe joven-chico-para-todo que siempre cae bien y para terminar de brillar, Genevieve O´Reilly da vida a una Mon Mothma (jefe de la Alianza Rebelde) algo mas joven que en El Retorno del Jedi. Y que decir de Donnie Yen (Chirrut îmwe), está sensacional en el papel de luchador-monje ciego. El actor chino aporta un humor serio al conjunto, muy comedido en todo momento. 

 

 

Esa es otra baza del filme, tal y como sucedió en la trilogía clásica, hay humor, pero es un humor maduro, sin chistes idiotas. Para terminar de completar esta especie de 12 del Patíbulo en el espacio, faltaba el robot de turno, que por primera vez, sufre un final distinto al resto de robots co-protagonistas. K-2 se comporta en todo momento con el rigor y la seriedad que es menester en su condición de ex-robot imperial reprogramado.

 

Y Darth Vader...que sale poco pero sigue siendo magistral, aunque David Prowse le imprimía un “algo” especial. Of course ver doblada la película es un crimen atroz, debido al impresionante reparto del filme y a la voz de James Earl Jones que con mas de 80 años vuelve a doblar a vader. Y sin desvelar nada, acabaré diciendo que la magia de los efectos especiales nos devuelve a personajes muy carismáticos, algo que se agradece y que provoca una emoción contenida a quienes vimos la trilogía original de niños. 

Se podía contar de muchas formas la historia del comando suicida encargado de robar los planos de la Estrella de la Muerte (planos que ayudarán en el Episodio IV a destruirla, gracias a un punto débil en el reactor principal), y creo que Rogue One nos la cuenta mucho mejor de lo que muchos esperan, siendo esta una película que sorprende por su alto nivel de auto-exigencia. La fotografía está muy cuidada, respetando los colores y las texturas clásicas de los años 70 y 80…Y los planetas lucen impecables, como todas las naves que aparecen en el filme. Mención aparte se merece Neil Lamont, el hijo del gran Peter Lamont, que se encargó de la mayoría de decorados de los filmes de 007.

Sin ser una obra maestra, Rogue One supera con muy buena nota mis expectativas y supera al Episodio VII, una película que se convertía en un quiero y no puedo constante. En este caso, Rogue One se convierte en un quiero y puedo demostrar que se puede ser nostálgico y exigente a la vez, dándole al espectador lo que pide, pero viajando un poco mas allá. Por cierto, mención aparte y un aplauso para los guionistas Chris Weitz y Tony Gilroy y para Michael Gicchino, quien cada día está mas cerca de convertirse en el sucesor de John Williams.

1 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    19/12/2016 01:37
    #1
    Es una traaaaampa

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    • Gracias!

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