El viaje comenzó realmente el miércoles 16 de julio, pero fue un día de transición. Igualmente, la cena de ese día ya nos presagiaba lo que ocurriría de allí en mas...
Conocía Portillo de algunos días de esquí en temporadas pasadas, pero esta vez fue la primera con pernoctación incluída.
Partimos de la ciudad argentina de Mendoza el forero MA ARG y yo el jueves 17 por la mañana temprano.
Como es costumbre, la vertiente oriental de Los Andes recibe mucha menos nieve que la occidental, expuesta a los rigores del Pacífico. Y como es costumbre también, recorrer la RN7 (Ruta 60-CH una vez pasada la frontera) es una carrera de obstáculos gracias a los innumerables camiones que la transitan.
Y, casi llegando, cuando los andariveles ya se alcanzaban a ver, quedaba el "simpático" trámite aduanero en el complejo fronterizo Los Libertadores (conocido también por el túnel del Cristo Redentor), donde perder 45 minutos en un papeleo estéril se considera tener suerte.
Pero al fin, el hotel y su famoso lago nos reciben y comienza la mejor parte, el esquí!
Dos días antes, una nevada había dejado unos pocos centímetros de nieve fresca, lo que tuvo su parte buena y su parte mala. La buena es que el estado de las pistas era muy bueno, salvo los sitios normalmente mas complicados (el final de Juncalillo por ejemplo). La mala es que esa fina capa maquilló los fuera de pistas pero las piedras seguían allí, listas para lacerar las suelas de los que nos aventuramos.
Al ser día de semana no había mucha gente, y pocos tenían ganas de arriesgar sus esquís entre las piedras. ¿El resultado? Amplias zonas sin marcar!
Las pistas emblemáticas, Plateau, Juncalillo y demás, se presentaban pulcras y cuidadas. Como comentaba, la parte baja de Juncalillo era quizás la parte que peor estaba. Empleados de la estación la recorrían durante el día para remover las piedras que iban asomando.
Otra zona complicada era la ladera del Roca Jack. Por su inclinación, la presencia de rocas la hacía mucho más complicada.
Sin embargo, a unos metros de distancia del Roca Jack, el Caracara estaba muy, pero muy bien.
Y en el otro sector, Cóndor también estaba bien, aunque con algunos bumps (de los duros y difíciles, porque los divertidos no cuentan, jaja!). La entrada a la Garganta estaba algo complicada, pero el resto estaba esquiable.
¿A quién no le gustaría tener una ladera de nieve virgen solo para uno mismo? Yo me quedé con esta.
Empecé de a poco.
Ladera abajo, esquís a la mochila, ladera arriba. Ladera abajo, esquís a la mochila, ladera arriba...
Las marcas se acumulaban de una en una.
Y este fue el resultado final
Pero no todo fue esquiar y esquiar. En el autoservicio del hotel de come muy bien.
Y el servicio estrella es, sin dudas, el jacuzzi exterior, donde se pueden relajar los músculos después de un duro día de esquí
El jacuzzi exterior (foto de facebook.com/skiportillo )
Después de tres días magníficos, fue momento de volver a la realidad y a esperar la próxima esquiada, que espero sea muy pronto!
Como cierre de este artículo, dejo el edit de estos días.