No hay día que uno abra la prensa o el facebook sin que se encuentre con decenas de sesudísimos análisis sobre porqué, qué o quien nos ha traído hasta aquí o lo mal que funciona esto o aquello. Todo está muy bien, pero el análisis sólo no sirve. Analizar el entorno es necesario, pero mucho más lo es buscar soluciones, definir un plan y ponerse a trabajar para llevarlo a cabo.
Éste es el trabajo de los profesores y los entrenadores y, cuando tenemos que enseñar la cuña o planificar una temporada de carreras, no nos podemos conformar, obviamente, con el profundo análisis de la coyuntura, porque al final chocamos con la tozuda y rigurosa realidad de que sólo con eso nuestros alumnos no consiguen lo que necesitan. No se enseña a nadar describiendo el mar. Ni se aprende, juas, sin tragar agua.
En la tarea sencilla de enseñar un deporte se observa que tras el análisis hay que plantearse metas, y que para conseguirlas los objetivos tienen que ser realistas, ambiciosos, concretos y mensurables. Como en el entrenamiento se trabaja en un entorno en el que la realidad vigila, no valen las argucias intelectuales para justificar el fracaso. También se aprende que no hay trampas que funcionen permanentemente, no hay atajos, las excusas no sirven salvo para gastar energías tontamente y, finalmente, que no hay culpa ni responsabilidad ajena o, al menos, prestarle más atención de la debida es paralizante y, en vez de ayudarnos a conseguir nuestras metas, contribuye a desviar nuestra energía y el foco de nuestra propia actuación …Aderezarlo todo con un poco de entusiasmo, de indulgencia con los errores humanos y de buen humor se suma y ayuda; lástima que de esto vengamos a darnos cuenta cuando ya solo nos quedan dos días…
En fin, permítanme que hoy descuelgue estas reflexiones quizá ingenuas en mi blog de esquí, juas, ya que ahora se llama en plan cursi “coaching” a eso de explicar la solución de conflictos, la elaboración de planes eficaces y la forma de conseguirlos. Leo de todo a diario y tengo amigos de toda condición en medio mundo, con los que mantengo una relación intensa en las redes sociales. Tengo la impresión creciente de que, independientemente de ideologías, estamos todos - me incluyo - enfocándonos más en el enfrentamiento cercano al ajuste de cuentas, que en la búsqueda de soluciones realistas a los dilemas a los que nos enfrentamos. En cualquier campo sencillo, como en el deporte, se ve que lamentarse constantemente, buscar culpables en todos lados y emplear las energías en justificar pensamientos en vez de en comprobar su eficacia y aceptar sus resultados es, en suma, ser parte del problema, en vez de ser parte de la solución.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2012
N. del A.: Esta serie de entradas del blog está escrita en el contexto de la crisis de la primera década del 2000. No pretendían ser artículos de autoyuda ni lecciones morales similares. Iban dirigidos a las personas del entorno en el que me he movido en esa época. Los conceptos sobre los que se reflexiona en estos artículos no son soluciones infalibles a problemas vitales de ningún tipo, sino simples recetas prácticas que suelen tener buenos resultados en el rendimiento deportivo.
Yo también trato de incluir algunos de ellos en mi particular idiosincrasia, como por ejemplo menos lamentarse, más entusiasmo e indulgencia. 
(Pero luego en la pista me saco el látigo...)