En infinidad de artículos hemos hablado de la forma de mejorar nuestras habilidades en los baches, de cómo éstos proporcionan seguridad y diversión y de lo que han aportado a la técnica moderna del esquí. Veamos hoy más en detalle qué beneficios nos da esquiarlos... ¿Realmente quieres mejorar tu nivel de esquí? ... ¡Tienes que bajar baches!
Mejoras sensoriales
Hablamos mucho de sensaciones, y resulta que la mejor manera de entrenar nuestros umbrales de percepción sensorial es, precisamente, acercarnos a sus límites. La dificultad de los baches, los desequilibrios constantes, la velocidad a la que nos obliga a movernos en distintos planos y los diferentes estímulos que recibimos (tacto, visón, aceleración, frenada...) entrenará extraordinariamente nuestro aparato sensorial de manera que todos los sentidos trabajen de forma sinérgica y eficiente. Nos dará “toque” en los pies, capacidad de hacer viajar nuestro centro de gravedad por el camino más corto y la de, en fin, administrar las fuerzas internas y externas con maestría.
La fase de máxima pendiente entre baches nos aporta innumerables ventajas: nos obliga a adelantarnos, extender con celeridad para mantener el contacto con la nieve y dosificar el canteo, adelantar los brazos, mantener el torso sólido y mover las muñecas para clavar el bastón bien adelantado. Mejora nuestra capacidad de focalización simultánea en la línea (foco principal) y el bache (visión periférica) además de nuestra autoconfianza al obligarnos a transitar con agresividad por la "ruta" entre las crestas.
La fase de absorción pone a prueba la solidez de nuestro torso y la capacidad de nuestras piernas de llevar a cabo contracciones potentes y elásticas. Nos obliga a clavar a la vez con velocidad, precisón y suavidad, mientras coordinamos la clavada con la preparación anticipada de la siguiente. Nos hace regular la presión que ejercemos sobre los cantos para dosificar exactamente la cantidad de deceleración, y también percibir nuestro centro de gravedad moviéndose uniforme y eficientemente cuesta abajo, a pesar de las ondulaciones y la multitud de fuerzas entre las que nos encontramos sumergidos.
En la fase de desencadenamiento desarrollamos extraordinarias habilidades de recuperación y ponemos a prueba la capacidad explosiva de nuestro núcleo y nuestras piernas. Entrenamos la habilidad de mantener la anticipación visual en la línea de bajada, escrutando el terreno y haciendo continuas elecciones y correcciones tácticas. Desarrollamos la destreza de aplicar presión en las espátulas de los esquís a pesar de las posiciones comprometidas, y de mantener un contacto controlado con la nieve, mientras extendemos las piernas a la vez que tomamos ángulos.
Fotos Jan Vokaty. Esquiador Carlos Guerrero Castillo, Mammoth Mountain 2011
Mejoras técnicas
Técnicamente nos enseñará las habilidades de absorción, extensión para mantener el contacto con la nieve, anticipación, movimiento de la cadera hacia adelante, movimiento de los pies hacia atrás y el clavado de bastón en todo su rango de movimientos, tanto antes, durante como después del cambio de cantos, mejorando el uso general de los brazos, de las muñecas y las manos. También perfeccionará nuestra habilidad de pivotar y rolar, así como el abanico de movimientos entre deslizar o llevar a cabo una toma pronunciada de cantos.
Mejoras físicas
Físicamente resulta incomparable para el entrenamiento específico de la musculatura postural del núcleo del cuerpo (llamado en inglés “core” por la mayoría de las publicaciones actuales) siendo una práctica inexcusable para todo corredor de cualquier disciplina. Los baches nos darán un enorme repertorio de habilidades de equilibrio y recuperación. Mejorarán la velocidad y explosividad de nuestros movimientos, así como la amplitud en la flexión y rango de movilidad en las rotaciones. Además resultan excelentes para la mejora de la potencia tanto absoluta como media, alargando el tiempo que podemos trabajar en el umbral anaeróbico.
En los baches nos mantenemos sólidos hacia la pendiente mientras nuestras extremidades inferiores dibujan el terreno cambiante. Ello mejora la movilidad en varios rangos y la capacidad de optimizar los movimientos de equilibrio, de presión y rotatorios. La anticipación visual necesaria para atender las referencias en la bajada mejora la coordinacion ojo-pie y ojo-mano, así como la capacidad de focalización y las habilidades tácticas que ya hemos comentado. La elección de una línea agresiva nos dota, mediante la práctica y el entrenamiento, de una imagen realista sobre nuestra capacidad de reaccionar y adaptarnos a los cambios y las dificultades, creando una sinergia positiva entre nuestro nivel de actuación y nuestra autoconfianza.
Fotos Jan Vokaty. Esquiador Carlos Guerrero Castillo, Mammoth Mountain 2011
Mejoras mentales
Mentalmente los baches nos darán siempre una actitud positiva y al ataque, mejorando nuestra capacidad de concentrarnos y de anticiparnos visualmente, debido a que sobre ellos nos acostumbramos a trabajar con referencias reales en la bajada (los propios baches, la línea de pendiente, las crestas, los surcos, los cambios de ritmo, etc.). Ello mejora la capacidad de abstracción espacial y temporal, enriqueciendo ostensiblemente el repertorio de tácticas y estrategias de bajada que podremos utilizar y, además, este trabajo combinado de focalización bajo estrés, aumenta extraordinariamente los niveles de autoconfianza. Finalmente, las pistas de baches nos proporcionarán quizás tanta diversión y oportunidades de desafío "controlado", que posiblemente nos mantengan motivados para empujar nuestros límites siempre un poco más allá.
¿Necesitamos más motivos por hoy?
¡Buenas huellas!
Carolo © 2011
Las fotos aquí publicadas no son "demostraciones de escuela" y no tienen la intención de servir como modelo, sino como mero refuerzo gráfico para el texto. Tanto las ideas vertidas como las ilustraciones sólo muestran la visión y el estilo personal del autor. El esquí es un deporte complejo y que puede ser arriesgado; su aprendizaje y perfeccionamiento es un proceso continuo en el que todos, autor incluído, estamos inmersos permanentemente; el lector debe interpretar estos artículos según su mejor criterio de prudencia.
