Queda inaugurada la temporada europea. El circo alpino deja atrás el breve viaje por tierras norteamericanas, y las primeras paradas son St. Moritz (Suiza) para las mujeres y Val d'Isere (Francia) para los hombres.
En el apartado femenino, Tina Maze ha tomado ventaja en ese intenso pulso que mantiene con Lindsey Vonn. La eslovena estuvo plena de inspiración para ganar la Supercombinada del viernes, y en el Supergigante de hoy sábado se ha adjudicado un valioso segundo puesto.
Por delante de ella en este último, la de siempre: Vonn, que le ha arañado 37 centésimas en el crono final. La historia se repite. La americana terminó cuarta en la prueba de velocidad de la Supercombinada y se fue al suelo tras dejar malas sensaciones en el Slalom. Pero Vonn se fue a la cama tranquilamente, posiblemente volviendo a escuchar las voces críticas y, menos de 24 horas después se ha sacado los fantasmas de encima con otra victoria.
Así funciona la bala rubia. Apuesta al todo o nada, alternando sonadas caídas con victorias que siempre tienen algo de pequeña resurrección. Baste una simple estadística muy reveladora: de los 410 puntos que Vonn tiene ahora mismo en la clasificación general de la Copa del Mundo, 400 son fruto de cuatro carreras ganadas.
No obstante, Maze sigue siendo la gran beneficiada en St. Moritz. 80 puntitos en el Supergigante y los 100 por la Supercombinada cimentan un poco más su liderato en la general. Por si fuera poco, queda el Gigante de este domingo, a priori la especialidad de la eslovena y en la que más ventaja puede sacarle a Vonn. Maze está descubriendo una faceta de esquiadora todoterreno que, al igual que a Aksel Lund Svindal entre los hombres, la mantiene en lo más alto. En la Supercombinada estuvo deslumbrante. Firmó, con dos bajadas espléndidas, los mejores parciales tanto en el Supergigante como en el Slalom. Este es su año.
Donde no van tan bien las cosas es en el equipo suizo. Las críticas de la prensa de su país les caen cada vez con más intensidad, debido a la falta de campeones natos ahora que la retirada de Didier Cuche ha destapado esa carencia. Además, en St. Moritz las féminas están corriendo ante público local, y de momento no han apagado ningún fuego. Las caras de desencanto en las gradas y la zona técnica después de que Lara Gut, la joven y atractiva estrella del equipo suizo femenino, se fuese al suelo en el Supergigante lo dicen todo. Gut pudo asirse a un quinto puesto en la Supercombinada, pero no es suficiente. Tampoco el cuarto de Fabienne Suter en el Supergigante, La afición suiza necesita un héroe local al menos en el podio, y el Gigante es la última oportunidad para salvar el fin de semana.
Por último, el segundo escalón del podio en la Supercombinada nos deja una excelente noticia. Que quien se subió a él fue Nicole Hosp. Es uno de sus resultados más esperanzadores desde que la austriaca se perdiese toda la temporada 2010 por una lesión de rodilla. Resulta un placer volver a ver sonreir a la mejor esquiadora de 2007, aquella que ganó la Copa del Mundo y el oro en los Mundiales de Are.
