Esquí en la Patagonia, esa fue la premisa que nos llevó a emprender un viaje maratónico de nueve días, siete jornadas de esquí y más de tres mil kilómetros recorridos.
La ruta 40, esa columna vertebral que recorre la Argentina a lo largo, por el Oeste, al pie de la cordillera de Los Andes, invita a aventurarse a conocer paisajes de fantasía.
No ajena a la realidad que vive el país desde siempre, hay tramos de en que el desaparecido asfalto dejó paso a un voluntarioso camino enripiado, mantenido sí, pero que no está a la altura de la que tal vez sea el más emblemático de los caminos argentinos. Mejor todavía: más aventura, más naturaleza, ese fue el camino que elegimos para llegar desde Mendoza, a Caviahue.
Ya en la provincia de Neuquén, la decisión también pasó por lo agreste, lo natural. Rutas provinciales 4 y 27, ripio en excelente estado, resignando los caminos asfaltados, y a seguir disfrutando paisajes mara villosos:
Llegando casi a Caviahue, "Salto del Agrio", rebautizado por quien esto escribe como "Salto Martín". Sabrán disculpar los lectores mi nula capacidad de manejar la luz solar de frente.
Y por fin, un pueblo de cuentos, con las maravillosas y prehistóricas araurarias como reinas del lugar:
Caviahue es un pequeño pueblo turístico de gente afable, dada, que sabe hacer sentir al turista como en su casa.
Pero vamos a lo que vinimos: Caviahue y su nieve, sus variadas posibilidades para las actividades invernales.
El centro de esquí Caviahue es tal vez la joya más valiosa de una región llena de atractivos turísticos. Posee pistas para todos los niveles, una excelente escuela de esquí, un hotel spa de primera línea, casi no hay que hacer fila en los medios de elevación y, lo más importante, la nieve siempre lo acompaña. Cuando tuvimos la suerte de estar ahí, los locales se lamentaban de un par de días de lluvia que había derretido parte de la acumulación de nieve que tenían. Sinceramente no podemos imaginar entonces cómo eran las condiciones antes, porque lo que vimos fue el sueño de todo amante del esquí o el snowboard.
La fumarola del Volcán Copahue, así como otras que encontrábamos a metros de pistas, nos recordaban que estábamos en la montaña profunda, pero conectados a las entrañas de la tierra.
¿Si hay nieve en Caviahue?. Imaginen que en casi todos los hogares hay motos de nieve, o vehículos de este tipo:
Las pistas como dijimos, con nieve y paisajes que dejan con la boca abierta.
En la base se destaca el también emblemático "Caviahue hotel & Spa"
Ahí se encuntran también las instalaciones para aprendices, además de otras edificaciones y maravillosas pistas entre el bosque de araucarias.
Desde el mismo centro de esquí se pueden contratar excursiones en motos de nieve que llegan hasta el deshabitado durante el invierno pueblo de aguas termales de Copahue. En efecto, sus habitantes transitorios lo abandonan por la gran cantidad de nieve acumulada.
Ya para despedirnos de Caviahue, esa noche cenamos en uno de los lugares tradicionales de la localidad. Platos caseros, con especialidad en hamburguesas (la de jabalí, una delicia), en un establecimiento fundado por gente de trabajo, hospitalaria, que nos contaron cómo hace varios años decidieron desprenderse de todo lo que los ataba a la ajetreada Buenos Aires para comenzar un nuevo estilo de vida en el corazón de Los Andes.
Nuestro viaje continuaría al día siguiente. Dejamos Caviahue con la plena seguridad que volveremos a disfrutar de sus maravillas.