Lo concibo más bien como una forma de compartir con amigos algunas sensaciones de una experiencia que no por repetida deja de ser maravillosa, asombrosa a los ojos de quien esto escribe. Y es que desde estos pagos del "Sur del Sur", el Norte siempre está lejano, y no solo por la distancia. La cultura del esquí que se respira en el otro hemisferio se corresponde con las posibilidades de que disponen para su práctica. Para nosotros en cambio, es un mundo nuevo. Y Vail Resorts con sus estaciones es seguramente unas de las más bellas partes de ese mundo.
Las imágenes que siguen son espontáneas. No hubo casi poses, no se buscó "el lugar especial", no se utilizó la super cámara fotográfica (apenas teléfono celular, móvil para los españoles y cámara POV, de casco dicho en cristiano). Ir... íbamos a esquiar, no a sacar fotos jejeje.
LLegó el 27 de Noviembre de 2013. Avión hasta Santiago de Chile, cruzando los majestuosos Andes y sus nieves eternas.
Lo malo de las tarifas por canje de millas, como fue nuestro caso, es que no hay muchas posibilidades de elegir horarios, por lo que las esperas iban a ser largas. Por suerte existen los salones VIP y sus promociones, y dado que las esperas además de largas serían muchas...
Santiago - Dallas y Dallas - Denver, con las Rocallosas de fondo. La emoción iba en aumento.
Auto alquilado y a darnos un gusto: Nada de tunel Eisenhower para pasar la Divisoria Continental, mejor el Loveland Pass, cerca del cielo, salvaje.
Carretera estrecha, curvas en abundancia, conductores temerarios, nada que envidiar a nuestra Sudamérica querida.
Y por fin, la Divisoria Continental, algo más de 3.500 msnm, vistas maravillosas.
Ya se divisaba el que unos días después sería uno de nuestros destinos, Arapahoe Basin.
Ya se divisaba el lago Dillon, fin de la aventura. A partir de ahí, nuevamente autopista primermundista.
Veintiocho horas después de salir de nuestras casas, por fin alojados, frente a Lionshead, la parte oriental de Vail. La nieve era escada, pero ahí estaba.
Primer día de esquí, Breckenridge nos esperaba. Como paso obligado, Frisco, típico pueblo de la América profunda.
Víctor, amigo y compañero de viaje, en paciente espera hasta que mi pase fuese habilitado.
La combinación de pocas pistas abiertas por lo reciente del inicio de la temporada, y día festivo (no supimos qué se festejaba jajaja) hizo que, al menos en la base, las esperas para tomar las telesillas fueran de entre 5 y 10 minutos.
Ya en marcha, las sensaciones eran de total felicidad.
A la derecha de la silla, la pista negra "Spruce", una delicia.
¿Pistas o autopistas?. Al fondo, Breckenridge pueblo.
Más "Spruce".
Conexión de la zona Peak 8 a Peak 9. O le damos gas, o remamos como condenados...
A la noche, un merecido descanso, ya que el complejo de departamentos tenía la pileta (piscina) cubierta más grande de Vail.
El segundo día fue el turno del Keystone. Desde la máxima cota habilitada, el lago Dillon.
Aerosilla Montezuma Express.
La Góndola que comunica con North Peak y sus pistas, que se veían en perfecto estado y ya preparadas, pero no habilitadas.
Y por fin, al tercer día, Vail. Sin palabras.
Estación de servicios para las pisapistas. Esto es organización.
Góndola One, el acceso a las pistas desde Vail Village.
Mid Vail, el centro neurálgico del resort.
Amplísimos y muy funcionales paradores.
Llegando a la base, desde donde parte Góndola One.
Un paseo por la muy linda aunque algo "artificial" Vail Village.
Beaver Creek, empezaban los días gélidos.
Birds of Prey, la legendaria pista donde en pocos días se celebrarían las competencias de descenso por fecha FIS.
El forero MA_ARG y su esposa posan para la foto.
Si bien la cantidad de nieve distaba mucho de ser la mejor, la siguiente sucesión de fotos son muestra de que algunas pistas eran igualmente una delicia.
Foto "prestada" por la forera Mary Jo. El día terminaba y la niebla que generaban los cañones de nieve nos regalaban un arco iris.
El día siguiente repetimos Vail. Escasa visibilidad y mucho frío.
Vail Village desde Góndola One.
MA_ARG demostrando sus cualidades...
Y otra caminata para disfrutar del ambiente pre navideño.
El campanario de Lionshead Village.
Otra visita a Breckenridge. Día a pleno sol, pero ahí, en cota media, -25ºC.
Se comprometen a un pisado de excelencia, y cumplen.
20cm de nieve nueva, de la noche anterior. Un par de horas luego del inicio de la operación de los medios de elevación, las laderas ya trilladas.
Ampliación de una imagen tomada en Breck, pero que bien podría ser de cualquier otro dominio del grupo Vail Resorts. Mapa de pistas en la barra de seguridad de la telesilla, Mapa de pistas en gigantografía frende a la llegada de la telesilla, inidicador luminoso de pistas habilitadas y abundante cartelería indicativa de pistas posibilidades de acceso a diferentes zonas.
El día de la competencia de descenso masculino no quisimos perdérnoslo. Mucho frío y mucha malla de seguridad, que alejaba bastante de la pista.
El frío golpeaba duro, pero nos dimos el gusto de presenciar los preparativos a metros de competidores y sus equipos de apollo.
A congelarnos un rato más, todo sea para ver a nuestros héroes allá a lo lejos...
Teníamos una materia pendiente, en mi caso desde la anterior visita que hiciera a la zona: comer hamburguesas de búfalo (bisonte). Como tuvimos la enorme fortuna de poder compartir algunos días con el grupo de foreros españoles encabezados por PRIETOMA, por supuesto que delegamos en él, por el muy amplio conocimiento que tiene de Vail y sus alrederores, la elección del lugar adecuado, y no se equivocó. Durante nuestra penúltima noche, en medio de una tenue nevada y, cuando no, temperaturas por debajo de los -15ºC, emprendimos viaje hacia Minturn, pequeñísmo pueblo, América profunda dentro de la América profunda, para deleitarnos en este típico bar.
Hasta un viejo Flipper con motivo de esquí:
Sábado, 9 de la noche, los que estamos en primer plano somos el grupo de españoles y los dos argentinos que a esas alturas todavía no regresábamos al terruño. Parroquianos, sólo la pareja que se ve al fondo y los dos ebrios de la barra. Los estadounidenses cenan temprano, sin dudas.
La delicia que fuimos a buscar.
Acá parte del grupo, lamentablemente no tengo fotos de la otra mesa.
Mención especial para PRIETOMA, apenas visible al costado de la foto, BEAI a su lado y a continuación, MARY JO. Personas que quería conocer, ponerles rostro a quienes hasta el momento eran solo nicks, y que puedo considerar ahora me honran con su amistad. ¡Gracias chicos por la buena onda!.
Nuestro último día debió ser el decimoprimero consecutivo de esquí. Para mí no pudo ser, literalmente no pude levantarme de la cama hasta el mediodía. Diez días fueron demasiados para alguien que hasta ese momento, nunca había esquiado más de seis. Despegado de las sábanas con enorme esfuerzo acompañé a Víctor a que recordara sus días de jugador de hockey pista. Pudo comprobar que el hielo no es lo mismo.
Elijo esta foto como fin del reportaje por razones obvias. Con mis grandes amigos Víctor y MA_ARG.